Obreros y monopolios ¿socios? Participación en las ganancias para planchar los salarios

En las próximas horas ingresaría a la Cámara de Diputados el proyecto que impulsa la CGT, para que las empresas distribuyan ganancias entre trabajadores.

Según el diputado K y abogado de la CGT -Héctor Recalde, la iniciativa apunta a «profundizar la distribución de la riqueza en una instancia superior» ya que para su implementación se deberá «tener el acceso a la información sobre el balance de las empresas». Lo que no dice este buen señor (nada ingenuo) es que estos números siempre los manejan los monopolios y que –por ejemplo- las automotrices declaran haber facturado en el primer semestre del año  pasado casi 60.000 millones de pesos, pero pagaron ganancias por apenas 1.400 millones, poco más del 2%. Cabe agregar que, según las propias palabras de la presidenta, se proyectan fabricar este año un millón de vehículos en el país.

El proyecto de ley que se está presentando, en una primera etapa, pretende la distribución de ganancias en aquellas empresas con una nómina de personal superior a los 300 empleados. También plantea que la proporción a distribuir sea el 10% de las ganancias netas de la empresa distribuidas de la siguiente manera: 8% para los empleados y el 2%  restante para el fondo solidario, administrado por la CGT. Un lindo paquetito para las larvas sindicales, 2% que ya muchos monopolios pagaban, producto de las primeras paritarias del año 75, plata que se usaba para financiar las patotas sindicales ligadas a la Triple A.

Hoy, atravesamos una etapa en donde el gobierno de los monopolios viene impulsando una serie de anuncios rimbombantes (papel prensa, la ley de feriados, ahora la participación en las ganancias) en un marco de debilidad política muy grave para la aplicación de estas medidas; que se expresa en su temor al avance del movimiento de masas y al crecimiento de las luchas de los trabajadores.

Por eso decimos que esto se trata a las claras en lo político, de una maniobra de distracción que busca responder al creciente y manifiesto estado de lucha, movilización y bronca que reina en todos los centros de producción. Porque la plata no alcanza, porque ya estamos hartos de trabajar de lunes a lunes 12 horas para apenas cubrir las necesidades básicas de nuestras familias, el manoseo, el apriete, la extorción y la amenaza del despido. Y resulta que ahora vamos a ser socios de ellos. Esto es como cuando la dictadura de las FF.AA. materializada con el golpe de 1976, luego de perseguir y masacrar a los trabajadores y a todo el pueblo robándonos el futuro y nuestra historia, un buen día se convirtieron en “patriotas” invadiendo las Malvinas.

Por otro lado, con la excusa de este aparente reparto de ganancias, aparece como idea central la intención de institucionalizar las discusiones salariales atadas a la productividad, lo que no es otra cosa que atar los salarios a lo que diga la empresa. Justamente, como los negocios se tienen que seguir haciendo, lo que hoy ellos necesitan como el agua y no pueden hacer, debido a la situación de masas y al nivel de conflictividad, es planchar los salarios con una mayor superexplotación de la mano de obra.  Muestra de ello es que se preanuncia la reapertura de las paritarias, cuando todavía se están cobrando los aumentos que les arrancamos en las interiores.

El que aporta claridad sobre este tema –dejando entrever de lo que en realidad se trata- es el ministro Tomada, que señala que “la participación en las ganancias estará atada a introducir el concepto de productividad. Es necesario sacar los demonios alrededor del tema de la productividad”. Es decir que, lo que es presentado por los monopolios como un ataque a su rentabilidad, es en realidad una medida compatible con un histórico reclamo de la burguesía monopolista.

Pretenden planchar nuestros salarios asociándonos a las pérdidas. Asociados ya los llaman en algunos supermercados a los trabajadores repositores, asociados en las pérdidas, asociados en la miseria del salario que cobran, asociados  en las agotadoras jornadas, todo eso porque, somos socios.

El mismo esquema pretenden aplicar en las grandes industrias, que por supuesto, nunca ganan. Basta con mirar los balances públicos de las mismas.

La forma de decir que no nos pueden engañar más es luchar por la jornada de 8 horas, lucha que es un grito de dignidad y una aspiración masiva de todos los trabajadores del país.

LA LUCHA POR LAS 8 HORAS NOS DIGNIFICA

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