Terminó la reunión del Grupo de los 20, y como no podía ser de otra forma la sombra del fracaso los siguió persiguiendo.
Se reunieron para “suavizar” la guerra de divisas y de paso adecuar el FMI a las nuevas circunstancias. Los países emergentes obtuvieron entre tres y cuatros bancas desplazando cierto peso de Europa. Es de destacar que los desplazados son los países que están en crisis y no tienen la importancia económica ni política de los que deciden en esa comunidad.
El secretario del Tesoro de EE UU, Timothy Geithner, propuso que los desequilibrios en la balanza comercial no superasen el 4% del PIB, se encontró con la mayoritaria reticencia a poner límites numéricos. Como vemos, al no resolver este punto la guerra de divisas seguirá estorbando una mentirosa mirada pacífica de cómo los monopolios a través de sus Estados resuelven sus cuestiones.
No existe el acuerdo entre estos caballeros.
EEUU seguirá presionando a los países exportadores como China, Alemania y Brasil para que no devalúen “ficticiamente” sus monedas, pero lo curioso de esta presión es que una empresa como GM produce coches en China para el mundo. Esta empresa sólo fue deficitaria en el propio EEUU, no así en donde produce con mano de obra barata como el caso de nuestro país. Estas contradicciones van expresando el avance político de los Monopolios sobre los Estados y la necesidad que tienen de adecuar las realidades de la producción planetaria a nuevas superestructuras políticas. No pueden y allí radican sus debilidades esenciales.
Mientras las burguesías monopólicas están profundizando sus guerras de intereses mundiales, la clase obrera y los pueblos del mundo no les dan respiro. En China y en todo el sudeste Asiático fue un año de luchas, huelgas y movilizaciones en ascenso. En Europa, el pueblo Francés y el resto de la comunidad europea están en un estado de movilización permanente. En América Latina, y particularmente en nuestro país, las conquistas van realizándose una tras otra y el ascenso de la lucha se va afirmando como tendencia.
No hubo acuerdo ni lo habrá, el grupo de los veinte fue por una cosa y, a decir verdad, el ministro de economía de Brasil quien se animó a decir la verdad de lo que EEUU estaba haciendo de hecho con el dólar, no asistió a tan “importante evento”.