Leer entre líneas

Ayer se retornó al trabajo, se comenzó a normalizar, se volvió a la rutina. El estado fue deliberativo, la muerte del ex presidente trajo discusión política. Las empresas, en tanto, tienen que cumplir sus “sagrados” contratos y la vida sigue.

Asistir a la casa de Gobierno para algunos fue dolor por la pérdida, para otros, afinidad política, incertidumbre, entre diversas motivaciones. Los individuos expresamos los sentimientos de infinitas maneras y no es materia juzgable en ese plano.

Cuando los individuos se mueven como clase en el afán de lograr sus intereses y aspiraciones, lo hacen en forma diferente y no sólo se expresan en un hecho, se expresan todos los días, de una u otra forma.

Es allí en donde las sociedades humanas se fortalecen, van encontrando los caminos que los saque de la asfixia espiritual a la que son sometidas por el engaño, que es la mejor forma de dominación que tiene la burguesía, y que juega permanentemente con los sentimientos nobles de la gente.

Muchos de los que se presentaron en la capilla ardiente lo hicieron por pura especulación política y/o económica de cara a lo que se viene, mostrando una faceta opuesta al dolor humano, exhibiendo su hipocresía y haciendo de ello un circo montado para la ocasión. Párrafo aparte merece la movilización de aparatos que se hizo sentir en los municipios del conurbano.

Hechos masivos como los de ayer, dan cuenta de que hay una sociedad viva.

Pero los individuos vuelven a la rutina, los proletarios y los asalariados en general, nuestro pueblo todo hace historia diaria a través de sus intereses de clase que están en permanente guerra con la burguesía monopolista.

Ante la explotación, la opresión, el dolor espiritual, nos rebelamos, ya no como individuos sino como sociedad y es ese el punto en que no debemos confundirnos, en esa contienda no hay paz de clases, no hay términos medios, el sentimiento y los anhelos individuales quedan sujetos al comportamiento social.

El estado deliberativo es de protesta, de reclamo, de crisis política para la burguesía monopolista expresada en este gobierno y esto no tiene vuelta atrás.

La muerte de Kirchner es un hecho más que profundiza esa crisis política y así lo venimos sosteniendo.



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