El Estado garantiza los negocios monopolistas y desprecia la vida humana

La muerte de una beba wichí por faltas graves en la atención, sumado al avanzado estado de desnutrición de un hombre toba de 45 años que a pesar de vivir a 200 metros de un puesto sanitario no recibe atención médica adecuada, pusieron otra vez en el ojo de la tormenta a todo el sistema sanitario de El Impenetrable chaqueño.

En la zona noroeste del Chaco conocida como el Impenetrable pesa una medida cautelar dictada en 2007 por la Corte Suprema de Justicia donde se exige a los Estados nacional y provincial proveer de alimentos, agua y medicamentos a las comunidades aborígenes para evitar que continúe su “exterminio silencioso”.

A pesar de los cuestionamientos, uno de los directores de la Región Sanitaria V, Belzor Miño, minimizó la denuncia, al considerar que son casos aislados (el de la beba y el del hombre toba desnutrido) que no pueden ser generalizados,  de todos modos, reconoció que las dificultades sociales persisten en el territorio. “Siempre ha habido problemas porque es una de las zonas más pobres del país. Lamentablemente, faltan obras de infraestructura básica; caminos, energía y agua. Por eso, estamos buscando garantizar eso para que después se genere desarrollo y ocupación”, aseguró Miño.

Ahora, estas declaraciones, se contradicen totalmente con los datos del crecimiento del PBI chaqueño, que es un record histórico, especialmente en el sector primario, el  agrícola ganadero solamente, superaría el 50 % de todo el PBI, además creció muchísimo el sector industrial, y el de servicios. La rentabilidad por parte de las siembras de algodón, trigo, girasol y soja son enormes

Esto reafirma, que el Chaco, no es una provincia pobre, sino que está “llena de pobres”, y a pesar de que existen medidas cautelares del superior tribunal de justicia y de todos los organismos, en realidad, la política de Estado tiende a aumentar y profundizar la pobreza a costa de las vidas, no sólo de los pueblos originarios, sino de todos los pobres de las regiones que están “ocupando” 2 millones de hectáreas que hay que entregar cuanto antes a las multinacionales, para que sigan haciendo negocios.

Sin embargo, la acción decidida de los pueblos originarios y la población toda, la denuncia, la lucha, el enfrentamiento y la unidad, han puesto en el conocimiento de todo el país el problema del contraste entre la riqueza y la extrema pobreza que ya no pueden ocultar. Esto no sólo deja al desnudo la política perversa, mezquina de este gobierno que ya no puede engañar a nadie, sino que pone freno y complica las apetencias sin límites de la oligarquía financiera profundizando su crisis política.

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