Y EVO MORALES ENTENDIÓ

Los últimos sucesos producidos por el pueblo boliviano, demuestran y explican, a todas luces, las razones del por qué estos gobiernos se disfrazan de «progresistas» y «populares». La lucha de clases no les da margen a otra cosa, hasta la «sinceridad» se vuelve gobierno cuando las papas queman.
Cuando el gobierno de Evo Morales lanzó el tarifazo con un aumento del 83% del combustible, lo que conllevó a que se dispararan todos los precios, dio una serie de explicaciones económicas, técnicas, «de pérdida de 150 millones de dólares anuales», y no se sabe cuántas justificaciones más, «que lo llevaron a tomar esta trágica y dolorosa decisión pero que era en beneficio del pueblo boliviano y su economía».
Pero como es de público conocimiento, la unidad en la acción, la combatividad y la masividad de la protesta del pueblo boliviano, no sólo hizo tirar para atrás todos los números matemáticos de la medida, sino que terminó de arrinconar y condicionar la gobernabilidad de los intereses monopólicos que mandan en Bolivia.
Frases como: «He entendido perfectamente estas recomendaciones de los distintos sectores de los trabajadores», dejan en claro el nivel de correlación de fuerzas existentes hoy en Bolivia entre los objetivos de los monopolios y el pueblo de Bolivia. No hay margen ni para la mentira, a pesar de que volverán a la carga intentando hacerle creer al pueblo que «por lo menos se lo escuchó», «que eso es democracia», y quién sabe cuántas tonterías más.
Lo concreto es que la lucha de clases es bien material: más fuerzas acumula un bando, más se debilita el otro.
El resto de los gobiernos «progresistas» recordarán la famosa frase: «Cuando ves las barbas cortar, pon la tuya a remojar».

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