Hoy existen dos volcanes en la Patagonia: uno que tira cenizas y es tapa y noticias en todos los medios de comunicación masivos; y otro volcán que tensa la cuerda de la lucha de clases con un nivel de furia, bronca y combatividad que les produce una catástrofe a la burguesía monopólica. No es tapa de ningún diario, pues su erupción amenaza toda la fiesta de la ganancia de la burguesía, por lo cual es menester silenciarlo lo más que se pueda, ya que muestra el verdadero rostro de la lucha en nuestro país.
La clase obrera petrolera, junto a los docentes y el pueblo de Santa Cruz (Chubut no se queda atrás) marcan el camino del destino a seguir. La lucha sin tregua imponiendo las reglas del juego que las vanguardias y el movimiento de masas deciden, y no la fanfarria de las multinacionales.
Como ejemplo basta y sobra la conducta de los obreros de “La Fundación Olivia” que hicieron un corte en la Ruta 3 en el acceso norte de Caleta Olivia, y trepados a un camión cisterna de YPF cargado con 40 mil litros de combustible y bombas molotov, obligaron a intervenir urgente a las “autoridades” (ante la mirada atónita e impávida de las fuerzas represivas de gendarmería y la policía) que solicitaron a los trabajadores una reunión urgente. Estos, en un gesto de “buena voluntad” accedieron y permanecen a la vera de la ruta.
Los obreros de esta empresa, en su mayoría, jóvenes, cobran un salario de $ 5.000.- a $ 6.000.-; y exigen un pago de $ 2.000.- que les adeudan. La empresa quería pagar $1.000.- ahora y $ 1.000.- el próximo mes, propuesta que los trabajadores rechazaron, armados de palos, hierros y armas blancas.
Esto está en un contexto de innumerables cortes y reclamos de la mayoría de los petroleros de Santa Cruz y Chubut. En Las Heras también los trabajadores bloquean las plantas petroleras; y los docentes llevan 52 días de huelga, desbloqueando recién el viernes los yacimientos para reanudar las discusiones con el gobernador Peralta.
En suma, si a esto le agregamos un sinnúmero de sectores desde estudiantes y padres apoyando a los docentes, hasta servicios o trabajos menores, desde logística y otros rubros, comprenderemos por qué el sur es un volcán enojado, muy enojado, que marca el camino y pone la sintonía de la real situación política del país. Sumado a las innumerables luchas llevadas a cabo por los más diversos sectores de la industria y el pueblo en general, exigiendo soluciones por los males que nos aquejan, entenderemos que esta realidad (que está fuera del circo mediático electoral y chanchullos de corrupción que se facturan entre ellos tratando de rapiñarse votos), expresa que el SISTEMA es el OFICIALISMO y la CLASE OBRERA Y EL PUEBLO, la OPOSICIÓN.