Para la burguesía monopólica, este año los salarios le ganaron a la inflación en un 20%…

Según el INDEC de Guillermo Moreno, los salarios lograron una mejora de 20 puntos con respecto a la inflación. Y el INDEC se encarga de aclarar: “entre mayo del 2010 y el corriente año, los sueldos de los empleados públicos y privados, aumentaron en el orden del 30%, mientras los precios al consumidor sólo aumentaron el 10%”. Agregan, de remate, que en el 2011 se obtuvo una mejora, respecto del 2010, del 10,9% del poder adquisitivo del salario (¡¿?!).

¡¡¡Extraordinario…‼! Los trabajadores estamos PUM  PARA ARRIBA.

Hay mentiras que son de patas cortas. Evidentemente, esta gran mentira, podríamos decir que carece de patas, pues a nadie, absolutamente a nadie, pueden engañar con esto, porque el desfasaje de precios y salarios no es una cuestión de análisis matemáticos complejos que hay que estudiar para entender como nos lo quiere presentar la burguesía monopólica. Es concreto y real a la hora de ir a comprar los alimentos, la ropa, los artículos escolares, los medicamentos, etc. Esto no tiene secretos y no existe marketing que pueda torcer la opinión de los pueblos.

Pero “seríamos muy parciales”, si a esta conjura de planchar el salario y de mentir se la atribuyéramos solamente al “INDEC de Moreno”, pues estas noticias salen en los diarios que supuestamente se oponen a este gobierno, como La Nación y Clarín. Sacan la noticia pero no agregan ningún comentario, reduciéndola a simples “cifras objetivas”, desligándola del comentario que los empresarios ya están planteando que los salarios en el 2012 no pueden superar el piso del 24% o algo así.

¿En qué etapa del capitalismo se han aumentado los salarios, o los empresarios han fijado reglas a futuro (como ese supuesto 24%), sin que los precios no aumenten?

La realidad de los hechos es que la burguesía monopólica no tenía en sus planes que en los últimos años la clase obrera argentina y los asalariados en general le iban a responder con la lucha al aumento de precios. De ahí su preocupación, y por lo tanto, la tergiversación descarada de las cifras. Nuestro pueblo no está muerto, sabe lo que es luchar, lo que es la explotación, sabe lo que es un salario de hambre, sabe cuánto cuesta la canasta familiar; como también sabe que el aumento que se logra con una mano, la burguesía lo quita con la otra a través de la inflación. Pero es, precisamente en esta confrontación, en donde la clase obrera, los asalariados y el resto del pueblo, vamos ganando terreno para quebrantar la correlación política de fuerzas que nos colocará en inmejorables condiciones para futuras batallas.

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