Todos aquellos que creyeron honestamente que la política de derechos humanos del gobierno “nacional y popular” de los Kirchner avanzaría en el esclarecimiento y posterior enjuiciamiento de los civiles cómplices del genocidio de la dictadura de los ‘70 a través del caso testigo de los “hijos” de la Sra. Herrera de Noble, han sufrido una nueva decepción. La parte del pueblo que no tenía ninguna confianza en la acción de la justicia ni cree en las dulces palabras y promesas del gobierno, ha confirmado una vez más que todo lo que ocurre entre grandes burgueses nunca termina de esclarecerse en los vericuetos de la justicia. Siempre hay cosas ocultas y los hechos nunca salen a la luz si no hay una fuerza social incontenible que los obliga.
Lo que sí se confirma es la política del gobierno que desde hace 8 años viola cotidianamente los derechos humanos, mientras intenta engañar haciendo como que se interesa por los problemas sociales armando “negocios” plagados de corrupción con los millones de pobres de nuestro país, haciendo la vista gorda a las terribles condiciones de trabajo de millones de personas, aplicando políticas salariales que apenas alcanzan para sobrevivir, permitiendo emprendimientos mineros, petroleros e industriales que envenenan a millones, repartiendo dádivas que le ayudan a mantener cierto clientelismo, mintiendo y enriqueciendo a los monopolios y funcionarios del Estado incluida la propia familia gobernante.
El caso nos recuerda otra maniobra de la burguesía monopolista cuando la última dictadura se había “convertido en patriota” con la guerra de Malvinas después de haber masacrado 30.000 argentinos, haber empobrecido de golpe a 30.000.0000 millones de habitantes y someterlos a las peores condiciones de vida para enriquecimiento de unos pocos. Los que, pasado el tiempo, creyeron el engaño y los que sustentaron el engaño como herramienta de confusión, terminaron “echándole la culpa de esa aventura a un borracho”.
Aunque se presente en su forma de dictadura o en su forma “democrática”, los gobiernos al servicio de los monopolios sólo hacen jueguito para la tribuna simulando trabajar para el pueblo. Cuando aparecen contradicciones interburguesas, tensan la cuerda hasta el límite para terminar cerrando un “nuevo negocio” aunque el mismo venga acompañado de absorciones y “fusiones”. En función de estos intereses monopolistas ejecutan sus movimientos políticos y da sus fallos la “justicia burguesa” donde la ética y la moral de las instituciones del Estado se mueven como veleta según los intereses y necesidades de la burguesía monopolista.
Esto lo hemos visto en el sonado caso de Techint donde se pactó una “paz” después de acordarse la continuidad de negocios disfrazados de política antimonopolista. Y lo mismo sucederá, sin dudas, con el caso Schoklender en el cual se ven implicadas una amplia red de delincuentes funcionarios del poder ejecutivo, ministerios, empresas, instituciones y “personajes” de los organismos de derechos humanos.
La pirotecnia continuará durante este período electoral, aunque los casos están “cerrados” a conveniencia de la burguesía monopolista.
Pero la verdad siempre se expresa en política. Por eso es que en manos de los trabajadores y el pueblo existe otra política opuesta a la de los monopolios y su gobierno, que se expresa marchando por el actual camino de lucha, movilización y organización que harán surgir y poner en claro la verdad histórica.