Así se expresaba el personaje Don Quijote creado por el escritor Miguel de Cervantes Saavedra, también conocido como el “Manco de Lepanto”. La expresión muy usada y ampliamente conocida refiere a que cuando alguien grita o alza la voz, en realidad está expresando que un hecho le molesta.
Esta pequeña introducción viene a cuento de la conferencia de prensa que dio el inefable (o indescriptible) gobernador de la Provincia de Santa Cruz, Daniel Peralta, refiriéndose al conflicto de los obreros petroleros.
Nunca se refirió a cómo va a utilizar su investidura y responsabilidad al frente de la provincia que tiene unos 10.000 trabajadores petroleros y que desde hace años están en conflicto.
Por el contrario, se quejó de la “violencia” que aplicaron los trabajadores contra una efectiva policial y contra el intendente Fernando Cotillo. Propuso como metodología el diálogo y la vía institucional.
Este personaje kirchnerista ha aprendido bien de sus maestros políticos el arte del cinismo y la sumisión a los intereses de los monopolios.
Se “olvida” que, desde hace muchos años, los petroleros vienen reclamando por mejores salarios (no al impuesto a las ganancias), mejores condiciones de trabajo, contra los aprietes y patotas sindicales pro patronales y pro gubernamentales de los funcionarios de turno entre quienes se cuenta el extinto ex presidente Kirchner.
Se “olvida” que los trabajadores, primero, fueron por las vías institucionales, que nunca encontraron una respuesta, que se les burlaron permanentemente, que les mintieron, que los maltrataron, que hicieron paros y que los reprimieron.
Se “olvida” que los obreros hicieron el intento a través de diversos funcionarios y dirigentes sindicales quienes los condujeron a callejones sin salida y que en vez de ayudarlos a obtener los puntos reclamados los llevaban a dilaciones y desgastes en connivencia con los gobiernos (nacional y provincial) de turno y las petroleras cuyos negocios defienden estas personas.
Se “olvida” que al ver cerrados los caminos de la vía institucional, los trabajadores comenzaron a transitar otras vías en las que pudieron confiar: la acción directa valiéndose de sus propias fuerzas, la democracia directa y la unidad con el pueblo.
Se “olvida” que la violencia es no sólo la represión que han sufrido estos trabajadores durante sus luchas, sino también, la persecución judicial por haber reclamado, los allanamientos, el encarcelamiento, la mentira artera, la burla y la superexplotación en el trabajo diario de la que son cómplices él, el Sr. Intendente y todo se séquito de funcionarios provinciales y nacionales.
Ahora se acuerda, cuando se ve acorralado y sin iniciativa, del diálogo, de la paz, de la concordia. Denuncia que son unos pocos los obreros que van por fuera de las instituciones, aunque se junten entre cuatro mil ó y cinco mil en asambleas y decidan democráticamente los pasos a dar.
Ahora que la lucha de clases los hace retroceder, llaman a conferencia de prensa para ladrar, maldecir y expresar impotencia. ¡Justo en la provincia en donde mora y tiene sus mayores negocios…($ 70 millones declarados, ¿cuántos millones más tendrá no declarados?) la millonaria presidenta que, desde sus privilegios de oligarca no sufre estos problemas ni le llegan personalmente cerca.
Pero sí le llegan políticamente como a toda su clase y su gobierno desnacionalizador y antipopular.
Pues a ello deberán enfrentarse Sr. Gobernador Peralta, a la vía que hace tiempo han emprendido no sólo los petroleros sino todos los trabajadores que luchan y conquistan. La de la confianza en sus propias fuerzas, la de la unidad con el pueblo, la de no creer en nada de lo que viene de las instituciones y funcionarios del sistema, la de la fuerza de clase contra clase, la de la gestación del movimiento revolucionario que crece, la de la fusión de las ideas revolucionarias con ese movimiento. La Argentina de la dignidad contra la antiargentina de los negocios monopolistas.
Porque…no se olvide Sr. Gobernador, que cuando Uds. ladran es que hay un pueblo que cabalga hacia su destino de grandeza.