El capitalismo es un sistema que nos está agotando. La sed de ganancia de los monopolios no tiene respiro y tienen a 7000 millones de habitantes del planeta en un estado de angustia permanente. “Así es la vida” es la frase que más acaricia el poder, hasta teleteatros se han hecho sugiriendo que la vida es ésta, que no hay otra posibilidad de cambio. Desde tiempos inmemorables las clases poseedoras de los medios de producción, apropiados de todos los resortes del Estado, ideológicamente educaron en esa concepción.
El Estado para el poder ha sido un “árbitro” entre las clases poseedoras y las desposeídas, un Estado por “sobre” intereses clasistas.
La presidente ayer lo hizo saber y dijo:
“Quiero decirte a vos Hugo (se refería a un oyente de su discurso) y en nombre de todos los Hugos del país que a esta Presidente la van a ver no sólo en la plaza y en los despachos, sino en cada fábrica y en cada máquina apoyando a cada trabajador y a cada empresario que luche para seguir produciendo y generando riqueza e inversión en el país».
El gobierno aparece aquí como “árbitro” entre los “Hugos” trabajadores, por un lado y los empresarios, por el otro, y es aquí en donde el Estado, “todo poderoso” encubre su papel clasista, en este caso, un Estado capitalista al servicio de la clase dominante, la Burguesía, los empresarios.
Nuestro proyecto político apunta a cambiar la base de este sistema.
El Estado, que de ninguna manera es árbitro, tiene que ser un Estado a manos de la clase obrera y de todo el pueblo y no a manos de unos pocos grupos monopólicos que controlan las instituciones existentes como el actual.
El Estado Revolucionario será el único que hará que los Hugos y todos los demás, construyamos un país al servicio del hombre, de las grandes mayorías hoy explotadas y oprimidas y sometamos a estas ínfimas minorías al despojo de sus impresionantes ganancias realizadas con la sangre, el sudor y las lágrimas de decenas de generaciones de trabajadores.
Señora presidenta, usted, por estos días, en varios discursos está mostrando desfachatadamente el carácter de clase de su gobierno, usted ya está sintiendo el rigor de la lucha y de lo que se viene y por ello intenta confundir a los millones de “Hugos” y demás pobladores. La vida ya no es así.
En Catamarca y La Rioja, puebladas. En cada establecimiento productivo o de servicios o de lo que se trate, terrible mal humor. Los Hugos a los que usted se refiere vamos por más y no permitiremos, a corto o mediano plazo, que su política de ajuste al pueblo para achatar el salario prospere. En este camino, aparece como un objetivo cierto, un nuevo Estado que eche por tierra la idea de imposibilidad de cambio.