“Es complicado arrancar. Pero estoy convencido de que el despido fue dirigido a golpear el proyecto de la clase obrera por su liberación. Y en limpio y de inmediato, también estoy convencido de que todo sirvió. Sirvió porque se siente en el cuerpo que estamos enterrando a la burguesía y que cada acción que toman contra nuestra clase, más fuerza nos da para seguir en busca de su entierro y más odio les agarramos como clase. Y únicamente nosotros, la clase obrera, podemos transformar ese odio en amor para nuestras familias y compañeros. Ellos no tiene la llave de nada, su único paso por la historia es para ser enterrados por nosotros.
Las sensaciones, viéndolo un poco desde el análisis, son raras; de broncas terribles contra varios factores que no se dieron o que no supimos revertir. Pero con la mente fría, y pensando hacia atrás, hablo de los últimos meses de lucha, es realmente impresionante el compañerismo, el aprendizaje, el compromiso de muchos compañeros que se dispusieron a no dejar que pisoteen sus derechos, a vernos diariamente, compartir emociones, fracasos, dolores, triunfos, a encontrarnos, descubrirnos que somos una clase. La burguesía no va a sacar así nomás esta estaca. ¡¡No se van a sacar nunca la belleza de que nos identificamos como clase!!
El despido es persecución política. El paro fue en repudio al ajuste que ellos quieren meternos y por la reincorporación. Cuando manifestaron verbalmente el despido, de inmediato el turno paró la fábrica.
Nunca vinieron en las primeras horas. Ellos estaban decididos a sacarme del medio. Continuamos la medida, y comenzamos a organizar el paro y a la vez empezamos a convocar a los compañeros de los otros turnos, que vinieron en número importante. La patronal mandó a la policía a que me intimide, me invitaron a abandonar el establecimiento, me negué porque estaba sujeto a las decisiones de la asamblea.
Llegamos al cambio de turno, nos organizamos para convencer a los otros compañeros a parar. Allí un compañero delegado tomó la palabra en la asamblea y planteó que no sólo estaban golpeando a un compañero y a su familia, sino que nos estaban golpeando a todos, que era una cuestión de clase, y que si frenábamos ésta, frenábamos todo. Pero que si la dejábamos pasar, iban a venir por más. Los compañeros supieron entender, y la asamblea decidió parar por completo la fábrica.
La patronal comenzó a intimidar de diferentes maneras a través de los teléfonos, mensajes, etc… Y ahí viene nuestro error. Cuando nos relajamos un poquito, convencieron a dos que se metieron a laburar, y por detrás siguieron los demás. Igualmente quedó parado medio turno. Sabíamos que el turno de la mañana había que lucharlo fuertemente, pero que siempre y cuando llegáramos con toda la fábrica parada, iba a ser menos complicado. Como todo estaba a medio empezar, ese turno comenzó a laburar normalmente. Entonces, jugados todos, decidimos reorganizarnos e intentar volver a parar la fábrica a las dos de la tarde y cortar la ruta. Convencimos a la mayoría del turno que entraba, pero del turno de la mañana todos, menos uno, presionados por la patronal, se quedaron a hacer horas extras.
La bronca y la impotencia de los compañeros era terrible, hubo cumpas que quisieron renunciar, que tuvimos que contenerlos, diciéndoles que ellos eran necesarios allí adentro para continuar la lucha, que la clase y la revolución los necesitaba allí adentro. Los cumpas, con lágrimas en los ojos, muy emocionados, lo entendieron.
Estamos convencidos que nuevamente les salió el tiro por la culata a la burguesía; ese estado de bronca, movilización y disposición al enfrentamiento es lo que van a tener que enfrentar, con un nivel de conciencia mil veces superior al de hace unos días atrás. Aprendimos en la lucha, nos educamos en la lucha, porque vivimos luchando.
Esto es un nuevo comienzo para los obreros, no sólo de esta fábrica, sino para cada obrero de las otras fábricas que se hicieron presentes y se solidarizaron e identificaron con nuestra lucha de clase. Es más, es un nuevo comienzo para toda la clase obrera, que cada paso que da como tal, es vital para la construcción de la nueva sociedad”.