Las barras bravas son fuerza de choque de la burguesía, es el lumpenaje necesario y las fuerzas mercenarias de primera fila contra la lucha de la clase obrera y el pueblo. Nada se dice que este ejército paralelo a las instituciones del Estado tiene como principal objetivo amedrentar la lucha. Detrás de estos sectores degradados se encuentran las empresas monopolistas que como moneda de cambio deben apretar a la protesta. No es raro ni casual que muchos de estos marginales son parte también de las patotas sindicales, son personajes conocidos dentro de las fábricas cuya presencia en las mismas nada tiene que ver con el trabajo. Es muy cierto que los negocios son variados: droga, estacionamientos, votos para uno u otro dirigente, pero poco se dice de las causas por la cuales las instituciones “democráticas” que con sus políticos, jueces y demás resortes a su alcance, no deciden terminar definitivamente con este flagelo. El Estado y los monopolios necesitan de estas fuerzas de choque, son quienes las alimentan, son parte del sistema, son ellas las que “encubren” sus fechorías. Ninguna vía institucional dará salida a esta situación. Son las instituciones burguesas que los necesitan, de allí que las respuestas que varias hinchadas del fútbol argentino, con movilización masiva, multitudinaria, acompañadas de las luchas de la clase obrera y el pueblo, acorralan a estas bandas, en cada lugar que se las encuentre, al tiempo que van consagrando la institucionalización de la autoconvocatoria, la autodefensa popular, no permitiendo el avance de estos grupos fascistas generados y apoyados desde los monopolios y el Estado.