En la fábrica Gestamp Baires (Escobar) se producen autopartes para la producción automotriz. Sus dos plantas se dividen en estampado y soldadura, y forman parte indispensable para la producción de vehículos en el país.
Al inicio de año los trabajadores se enteran del premio extra de 100 horas que recibieron los operarios en las automotrices VW y Ford, como incentivo a la productividad. Empezaron entonces a preguntar a la comisión interna si ellos iban a recibir ese premio; la pregunta a medida que pasaban los días se hizo más insistente, a tal punto de decidir realizar un quite de colaboración cuando volvieran de las vacaciones.
A la comisión interna no le quedó otra que subir el reclamo a la empresa, dándole como plazo para resolver el problema el día jueves 9 de febrero, de lo contrario se comenzaba efectivamente con el quite. Pasó enero, se acercaba la fecha y lógicamente no hubo respuesta ni de la empresa ni del sindicato, pero sí de los trabajadores: “no se realiza una sola hora extra hasta conseguir las 100 hs., eso no es negociable”. Con esa respuesta se fue la Comisión a contarle a la empresa, sabiendo que la gente estaba unida, organizada y dispuesta a no retroceder nada.
El viernes 10 de febrero a las 20 horas llegó el alcahuete Natale, del Consejo Directivo del SMATA a tratar de ver cómo estaba la situación. El cuadro era el siguiente: 2 plantas unidas y dispuestas a todo.
Pasaron 2 horas y la respuesta de la empresa fue la siguiente: se pagan las 100 hs. no remunerativas (o sea sin descuentos, todo al bolsillo) y el día viernes 17/2 estará depositado el dinero. Según el alcahuete del SMATA, las 100 hs. las abona el 70% Gestamp y el 30% restante VW.
“Después de esta experiencia aprendimos que unidos podemos conseguir esto y mucho más. De hecho, cobrar las horas extras de los sábados a la mañana al 100%, como lo hacen en las automotrices y la recategorización en todos los sectores, son los pasos inmediatos a seguir”, comentan los trabajadores.
Esta experiencia es una clara muestra de la debilidad de la burguesía.
Aspiran producir un millón de autos en este año y mueven todas sus fichas para hacerlo con la mayor explotación posible, aumentando los ritmos, exigiendo horas extras sábados y domingos, “aumentos” salariales que nada tienen que ver con la realidad, hacen uso y abuso de todas las instituciones ya podridas, como los sindicatos que en estos casos con actitudes bien de policías y patoteriles, porque quieren amedrentar las luchas. Pero esto es sólo su anhelo porque ante la lucha de la clase estuvieron obligados a ceder.
Autoconvocados, aplicando la democracia directa, organizándonos masivamente y por fuera de sus estructuras, es que las nuevas vanguardias empezamos a hacer las primeras armas en la lucha de todos los días.
Es tarea de los revolucionarios imprimirle un carácter nacional a este tipo de experiencias, que la burguesía intenta aislar y sacarles la importancia que realmente tienen.
Propagandizarlas como un golpe al corazón de sus proyectos, acompañada esa propaganda con la construcción de un Movimiento Obrero Revolucionario que rompa ese aislamiento y se empiece a poner objetivos comunes ya no solo como obreros de una fábrica sino como clase nacional, sabiendo que los problemas que tenemos dentro de las cuatro paredes de una empresa también los tienen los de la de acá al lado, los de la de allá en frente, de aquel otro barrio u aquella otra provincia.
Los trabajadores planteamos un 30% de aumento ya… nada de un 18% y en cuotas.