Hasta el momento son casi 400 heridos y no se sabe aún si hay muertos (*). Un tren se queda sin frenos y se provoca la tragedia anunciada. Porque ahora vendrán las lamentaciones, las excusas, las sesudas explicaciones técnicas, pero viajar en la red de trenes metropolitana todos los días, en las horas que millones de trabajadores salen a sus ocupaciones, es saber que está siempre latente la tragedia.
Precisamente, los gobernantes y los empresarios del transporte, únicos responsables de esta situación, saben que esto es así, pero el negocio puede más. Puede más el afán de lucro y la corrupción que las vidas humanas. Que los trenes no tienen mantenimiento no es una novedad; los millonarios recursos que el Estado regala a las empresas del transporte sólo sirven para aumentar las ganancias de las mismas, nunca para mejorar el servicio.
Por ello es que responsabilizamos directamente al Estado nacional, desde la Presidenta para abajo, de lo ocurrido. Porque no hay accidente cuando no se hacen todas las cosas que se deben hacer para, precisamente, evitar los accidentes. Mínimo es el mantenimiento de las formaciones para que puedan frenar cuando deben frenar. Esta no es la primera tragedia ferroviaria ni será la última, porque está demostrado que a ninguno de los de arriba les interesa cómo viaja la población todos los días ni en qué condiciones llevan adelante sus tareas los trabajadores del transporte.
Los discursos sobre los “tiempos de bonanza” de la Presidenta, y los lamentos que se oirán ahora después de lo ocurrido, son todas mentiras, hipocresía pura; nada puede ni podrá mejorar cuando un Estado, manejado por los monopolios, lo único que persigue es la ganancia por sobre cualquier otra cosa, incluida la vida de la población.
(*) N. de R.: En horas del mediodía se conoció que la suma de heridos llega a 600 y que se contabilizan 49 personas que perdieron su vida en esta tragedia evitable.