“Somos un pueblo cansado de injusticias”

El sábado 28  de enero de 2012 a las 21 hs., en la puerta de su casa de Constitución al 2000 en Rosario (Zona Parque), asesinaron a un obrero. Su nombre era JUAN PABLO FADUS y tenía 25 años. Antes de fallecer fue trasladado por orden de la policía al hospital Carrasco, que no contaba con las condiciones para atender emergencias; cuando en realidad estaba más cerca el hospital de emergencias Heca, donde debían haberlo llevado. Allí hubiese tenido más posibilidades de sobrevivir. La policía dijo que fue un ajuste de cuentas, sin siquiera investigar nada. La gente se reunió 2 días más tardes en la seccional, hubo desmanes y la policía tuvo que reconocer que no fue un ajuste de cuentas.  El 2 de Febrero pasado en la calle Pelegrini y Alsina se realizó una marcha multitudinaria que reunió a todos los familiares de Juan, a los de Leandro Zinni, a taxistas y a muchas otros, exigiendo basta de inseguridad y justicia. Juan Pablo estudió en la Zona Parque, empezó a trabajar en Mc Donals y luego pasó a General Motors (GM), hasta su asesinato. Nunca tuvo un problema con nadie.  Amigos familiares, conocidos, y allegados comenzaron una movida incesante y sin predecentes. Hoy, 1º de marzo es la 4ta. movilización. Reproducimos a continuación un escrito que recibimos y que fue difundido como volante:

TOLERANCIA CERO CON LA INJUSTICIA

“Juan Pablo Fadus era un trabajador, un obrero que trabajaba en General Motors. Como cualquier trabajador soportaba con esfuerzo y sacrificio la explotación a la que todo trabajador está sometido, movido por los mismos motivos que impulsan a cualquier trabajador el amor por los suyos: la familia, seres queridos, un proyecto de vida, sueños de futuro y de una vida digna.

Un día al regresar a su casa se encontró con un asesino, su asesino, quien en el intento de robarle el auto, sin decir palabra, le disparo a quemarropa y lo mató. ¡Qué miserabilidad, cuánto desprecio por la vida!

Tras el dolor por la pérdida de esta vida, un joven digno y trabajador que fue hijo, hermano, amigo, compañero, y parte de la vida de muchas personas como cualquiera de nosotros, la respuesta de la policía y ¨la justicia¨ fue  caratular este hecho injusto, inconcebible, como ajuste de cuentas, descalificándolo, ensuciando la dignidad de su memoria, negándole y negándonos un poco de justicia, sí sólo un poco, porque lo verdaderamente justo es que estas cosas no pasaran y este hecho jamás hubiese sucedido.

Esta es la realidad de todas las instituciones: no están para atender nuestras necesidades; el Estado está ausente cuando se trata de los trabajadores y del pueblo. Para nosotros sólo hay mentiras y engaños, pero sí están cuando de grandes negocios se trata. Ellos no quieren que tengamos dignidad, nos la niegan sistemáticamente; no quieren que intervengamos y no los dejemos hacer y deshacer a nuestras espaldas y a costa nuestra; no quieren que nos movilicemos, organicemos y tomemos colectivamente en nuestras manos los problemas; ellos quieren que nos quedemos quietos soportando y esperando de sus manos las soluciones que no nos van a dar. La experiencia demuestra que si no somos nosotros los que nos movemos, presionando y buscando soluciones, a los de arriba nada les importa, aunque traten de aparentar lo contrario.

Somos un pueblo cansado de injusticias, en el que anida el anhelo de conquistar una vida mejor, que espera el ejemplo de quienes no bajan los brazos. Por eso, no es hora de desaliento ni de escuchar a pesimistas; es hora de mirar para adelante y profundizar el camino ya emprendido en busca de la unidad que conquiste la vida que queremos, la justicia que merecemos y la seguridad que necesitamos.”

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