La creciente movilización de los dos últimos meses protagonizada por nuestro pueblo y los trabajadores contra las políticas que pretenden implantar el Estado de los monopolios y su gobierno ha agudizado, aún más, la crisis política de la burguesía y ha instalado un nuevo contexto en la lucha de clases.
El desordenado repliegue en todas las líneas y frentes donde la burguesía pretendía avanzar para aplicar las medidas y así profundizar la superexplotación y el saqueo, ha producido profundas contradicciones en cuanto a cómo implementar estas políticas en este nuevo contexto.
En un marco de profunda subestimación al pueblo han sacado a flote toda la miseria de la politiquería burguesa donde la chicana baja es la principal protagonista.
El ya difunto y enterrado, a manos de la lucha y movilización por el rechazo generalizado de los trabajadores de la industria y el Estado, 18% de techo que pretendían para las paritarias a discutirse durante el año en curso, se suma a la no aplicación de la prescindibilidad en provincias y municipios para “bajar costos”, el estancamiento en las reformas previsionales con el mismo fin, recortes de presupuestos relacionados a la asistencia del pueblo, las permanente vacilaciones y traslados de fechas para la aplicación de los aumentos en todas las tarifas de servicios y transporte.
A lo anterior, se agrega la indignación masiva y la corrupción dejada al descubierto por la bomba que les explotó en las manos con la tragedia ferroviaria sufrida por el pueblo en la estación Once, de la ciudad de Buenos Aires; la crisis política abierta en las alturas por uno de los sectores más dinámicos de la lucha de clases, el movimiento contra la mega minería y su modelo extractivo que moviliza cotidianamente a miles de habitantes en todo el país; los permanente conflictos y paros por parte de los obreros de las más variadas ramas de la producción que recorren todo el mapa del país por aumentos de salarios, mejores condiciones de trabajo y derechos políticos.
Todas estas luchas de nuestro pueblo trabajador tienen un elemento común que las une cual es la aspiración a una vida digna, y necesitan, en forma urgente, del desarrollo y avance en la construcción de una expresión política nacional que sea el punto de unidad y acumulación de todas las aspiraciones populares construida con la utilización de los mismos métodos, que en forma tan eficiente, nos han llevado hasta el actual nivel de enfrentamiento directo con la burguesía monopolista: la democracia directa, que abra paso al potencial revolucionario que contiene el accionar de nuestro pueblo hacia los cambios políticos revolucionarios que hagan posible la vida digna a la que aspiramos y la conquista de la soberanía política que permita al pueblo argentino decidir sobre su futuro.