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Una lectura rápida de diarios nos muestra hasta donde la clase dominante es incapaz de gobernar en beneficio de las mayorías. No hay tema que no esté teñido de intolerancia, frustración, soberbia, improvisación, desajustes, violencia. Todo lo que genera el sistema y quienes nos gobiernan son resultado de una sociedad sometida al negocio de los mercados, a la anarquía propia de una producción consumista de mercancías, a la competencia sin límites al desinterés por el hombre y la naturaleza.
Nos dicen, con voces altisonantes, personas “serias”, “importantes señores” que así es la vida, hay que conformarse y que todo evoluciona. Para ellos la esclavitud de hace 2000 años no tiene contacto con la esclavitud que genera el capitalismo, ahora hay “teléfonos celulares y computadoras” de uso masivo y antes no. ¿Qué quieren?
Así razonan las instituciones que dominan, los políticos los jueces, las fuerzas del “orden” la educación en general que emana del ministerio, los medios de información de toda laya.
Sin embargo los esclavos se alzaron contra los esclavistas, supieron luchar por sus derechos, millones de almas desposeídas hicieron avanzar a la humanidad y tras ellos en la sociedad feudal las masas laboriosas despojaron del dominio a los señores feudales y nuevamente la historia saltó hacia adelante. Nuevas masas concentradas de obreros bajo el sistema capitalista en auge supieron asentar bases para las sociedades futuras.
El socialismo, a diferencia de miles de años de historia de la humanidad transita una época en donde se pone blanco sobre negro la existencia de las clases, por un lado una clase, la burguesía, dominando a las mayorías explotadas y oprimidas generando los enunciados de este artículo, frenando el impulso y potencial de la sociedad humana y por el otro lado la clase obrera generadora de riquezas, constituyéndose de hecho y cotidianamente en poseedora de la fuerza de trabajo, despojada de toda otra propiedad, e iniciando un nuevo intento histórico en nuestro país de ponerse al hombro una revolución social capaz de comenzar un largo proceso histórico que rompa con la existencia de las clases.
Una revolución que involucre y ponga a las mayorías al frente de la administración del nuevo Estado revolucionario.
Será una época de transición, de caos, de problemas, de búsquedas, de convulsiones sociales, pero nada se equiparará con esta degradación a que nos quieren someter como sociedad humana, será una época de revolución, de ímpetu social, una época en donde el inicio mismo del proceso tendrá como objetivo una producción para la necesidad social y su sana relación con la naturaleza. Poco a poco se irá extinguiendo la basura que generó el sistema capitalista y miles de años de sociedades que se basaron en la explotación a las mayorías populares. Asistimos a una época extraordinaria del Hombre, época de revoluciones sociales a sabiendas que a éstos sistemas sociales de explotación y opresión hay que hacerlos caer, no se caen por sí solos y que todo lo que significará aprendizaje, errores, desconocimiento será superior material y espiritualmente a lo que el sistema actual nos está dando.
Todas las luchas encaminadas irán tomando más cuerpo en la medida que las mismas asistan a un mismo proyecto revolucionario, de cambio y de revolución social, es mucho lo que se está haciendo y cada día más compatriotas se involucran en este camino liberador. Pero hace falta avanzar más, unir más fuerzas que aspiran a cambiar el estado actual de las cosas, hace falta avanzar despojándose de intereses mezquinos, de fines electoralistas u oportunistas, del arribismo y de todo tipo de sectarismo, el futuro de cambio es muy grande, es mucho lo que tenemos como sociedad para ganar y poco para perder esta es una ventaja estratégica y la sabremos aprovechar.
La autoconvocatoria, la democracia directa, la experiencia que como pueblo estamos haciendo lleva el sello de la experiencia alcanzada en la organización social para la producción que se ha alcanzado. Bajo esa impronta de presente de lucha, de instituciones para ese fin, de verdadera democracia, de organización, disciplina y orden se están creando los basamentos de la sociedad futura, del futuro Estado Revolucionario.