Hoy, 22 de marzo, podría ser un día como cualquier otro. Pero no es así: se cumple en esta fecha un mes de la tragedia de Once.
Para los medios de la burguesía “el tema” ya no suscita “interés” y abandonó las primeras planas. Y eso, también es inhumanidad e impunidad, para este sistema somos mercancía, en este caso, utilizada como un argumento de venta más.
Pero el choque del ferrocarril Sarmiento N°3772 -que no frenó en la estación- produjo 51 muertos y 700 heridos, y ha marcado a fuego no sólo a los familiares y allegados de las víctimas sino a todo el pueblo; porque en este hecho se condensa toda la perversidad de este sistema: cada día cuando los que trabajamos salimos de nuestra casa, no sabemos si volveremos.
Como era de esperarse, la alharaca presidencial “conminando” a la Justicia a que el peritaje técnico se terminara en “quince días”, no fue más que eso, un discurso más de ocasión y esa fecha no sólo ha sido superada sino que aún oficialmente no se ha dicho ni una sola palabra sobre qué fue lo que sucedió aquella mañana del 22 de febrero.
No están las pericias, no hay procesados, no hay apoyo concreto para los heridos. No hay nada, excepto la decisión de los directamente involucrados, de no abandonar sus reclamos.
Como lo plantean los familiares de las víctimas reclamando justicia, gobernantes y empresarios del transporte son los responsables de lo ocurrido, porque ponen el afán de los negocios y la corrupción por encima de todo, inclusive, de las vidas humanas. Son criminales, no les cabe otro calificativo.
El renunciado ex secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi, el subsecretario de Transporte Ferroviario Antonio Luna, y el interventor de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte Antonio Sícaro; a los que se le suman los ejecutivos del Grupo Cirigliano -controlante de TBA- que explota trenes, colectivos y tiene otros negocios cedidos por el gobierno, completan la primera línea de las acusaciones. Estos individuos, con nombre y apellido, no son los únicos, son las caras visibles y conforman todo un entramado de complicidades, favores políticos y suculentos negocios que están destruyendo nuestras vidas. Desde la presidente para abajo.
Y a un mes de la tragedia, continuamos expuestos a que la misma ocurra nuevamente. No ha cambiado absolutamente nada en el sistema ferroviario. En manos de un Estado al servicio de las grandes empresas, al que lo único que le importa es garantizarles sus ganancias, lo que “hizo” el gobierno es nombrar 1 (un) interventor. Eso es todo. Mejor dicho, el interventor ha centrado su corta actividad por estos días en incorporar empresas tercerizadas a realizar tareas en el ferrocarril, contratando a esos trabajadores por la mitad del salario que por largos años de lucha han conquistado los ferroviarios… Toda una señal de cuáles son “los planes” del gobierno.
El pueblo, los que viajamos todos los días en los trenes, sabemos que esta no será la última tragedia que padezcamos. Está demostrado que a ninguno de los de arriba les interesa ni cómo viajamos ni cómo vivimos, ni en qué condiciones llevan adelante sus tareas los trabajadores del transporte.
Los familiares de las víctimas se convocan hoy a partir de las 8:30 de la mañana en la Plaza Miserere. Estarán además en diferentes esquinas de la ciudad llamando a un bocinazo entre las 8:30 y 8:32, como forma de hacer escuchar sus reclamos, movilizándose para reclamar justicia y diciéndole basta a la impunidad.