6-7-8 y Clarín entre otros, y la prensa revolucionaria

El proceso revolucionario está atravesando por una etapa de intensificación de la lucha de la clase obrera y el pueblo. Aunque los medios masivos de “desinformación” se abroquelan en no informar, la vida transcurre, a pesar de ellos de igual manera, no es verdad que “si no sale en la televisión no existe”. No somos obcecados en negar que los medios juegan su papel y a veces muy importante, pero es bueno asimilar que ningún cambio social, revolucionario ha contado con las instituciones del poder dominante. Esa es una realidad objetiva. Pretender que los medios se democraticen en la época del Capitalismo Monopolista de Estado es llevar la lucha por un camino sin salida.

Es muy cierto que una buena información ayuda al proceso de lucha, pero es más cierto que la lucha es la que va determinando el proceso revolucionario y detrás de ello la información.

En nuestra sociedad las noticias están cuestionadas. En alguna medida muchas de sus informaciones o manipulaciones les juegan en contra, no pueden cumplir con sus roles de dominación cuando la lucha está presente, se expresa en cada reclamo.

La revolución social, la lucha por el poder va a favor de la historia del hombre, es liberadora de fuerzas potenciales que anidan desde  la existencia de la sociedad humana. Esa fuerza incontenible de progreso social no se frena fácilmente con la “desinformación”, son fuerzas de lucha, de acción por una vida por delante, un torrente estremecedor.

Es muy cierto que en nuestro país ocultan la lucha y los grados de organización para la revolución que se están dando, pero ellos SIENTEN lo que cierran con sus bocas y sus oídos.  Como revolucionarios nos interesa la prensa y la propaganda masiva, hacemos el acento en la lucha como principal eco del papel de nuestro pueblo en esta gesta. Cada vez más la propaganda revolucionaria está jugando su papel en ésta historia, en este sentido tenemos un criterio muy amplio del problema revolucionario al concebir la lucha contra los monopolios y sus gobiernos de turno como la base para potenciar el pensamiento y la acción revolucionaria. Es allí en donde vemos que la propaganda que hace y le pertenece al pueblo está teniendo masividad y peso, cada vez más se va extendiendo el entramado para el cambio social, se va unificando bajo ciertas y grandes consignas que ponen al hombre y su relación con la naturaleza en un primer plano sobre la base de otro poder y otro tipo de Estado.

Las informaciones van corriendo como reguero de pólvora, facilitando lo principal que es la lucha y la unidad de nuestro pueblo. De allí que cada día que pasa y bajo ésta situación se van dando pasos fundamentales de unidad bajo estrictas experiencias de democracia directa, de autoconvocatoria y mostrando que éstas metodologías son las verdaderas expresiones de organización social que se corresponden con una sociedad que está pisando el futuro. Son las instituciones de la revolución en preparación, contrapuestas a las instituciones del sistema.

Hay que seguir caminando, hay que seguir golpeando hay que persistir una y mil veces por este camino que se está solidificando. Las masas van encontrando, los instrumentos autoconvocados, los revolucionarios dentro de ello, de esa experiencia viva de nuestra población acentuamos la idea que es la base para la lucha por el poder, que allí radica la fuerza en ciernes, la masividad del movimiento. De alguna manera entendiendo y asimilando ésta etapa de la revolución ponemos en caja y en su justa medida el papel que puedan jugar los medios de “desinformación” y a la vez comenzamos a valorizar la información revolucionaria.

La prensa no es el cuarto poder

Desde nuestra concepción de Estado la prensa es parte insustituible del poder de los monopolios en el Estado, altamente centralizado, la idea del cuarto poder parte del: “si le damos al Grupo Clarín” nos liberamos de un poder. El monopolio de la información, su centralización política la clase dominante, la burguesía, no la abandonará jamás como no abandonará las fuerzas represivas contra los intereses populares hasta el último día de la lucha por el poder. El engaño es uno de los pilares del sistema capitalista y la prensa en ese sentido juega su papel. En todo caso la lucha entre ellos es intermonopólica, de intereses y en los medios como el mencionado y 6-7-8 entre otros, se dirimen esas batallas.

A los monopolios los une el espanto, el miedo que les provoca  la lucha de nuestro pueblo. Los medios de “desinformación” están entreverados con el capital financiero, forman parte insustituible de la oligarquía financiera, en ellos se expresan los intereses intermonopólicos que políticamente  son parte del oficialismo  o de la oposición dentro del sistema. La prensa que genera el pueblo expresa el interés antagónico, desde “el pie” como dice la canción, va creciendo la denuncia, la información, el debate, la confrontación en un abanico superlativo del potencial de masas.

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