El impuesto a las ganancias al salario, una lucha más necesaria que nunca

Ahora se ha puesto de moda entre los políticos burgueses la muletilla que “nadie resiste un archivo”, a lo cual podríamos afirmar que eso es así en tanto en cuanto no haya una pérdida de la memoria, principal cualidad de la política de la burguesía.

Pero bueno, recurriendo a algunos hechos de la Historia, encontraremos, por ejemplo, que el gobierno de Frondizi con su tristemente célebre política de integracionismo y desarrollo, decretó un Estado de Sitio en respuestas a una oleada de huelgas obreras (Plan CONINTES), y se decretó, entre otras cosas, la famosa Ley de Conciliación Obligatoria que rige hasta nuestros días y que todos sabemos que la burguesía la utiliza siempre a su favor: cuando está contra el arco la saca a relucir y cuando se siente ganadora la desconoce.

El actual gobierno es cómplice directo del famoso archivo delictivo de la burguesía contra los trabajadores. Por un lado, critican al pasado como el causante de todos los males actuales, pero, adelante con los faroles de todas las leyes antipopulares‼!; y tienen amnesia para lo que les conviene, y “buena memoria” para otras que no hacen a las cuestiones y problemáticas actuales. Y dale con el bombo‼!

Así, por ejemplo pasa con el Impuesto a la Ganancia aplicada a los trabajadores. Y ahí sí que la burguesía no resiste el archivo‼!. Para lo cual le vamos a refrescar la memoria.

El gobierno de Menem y Cavallo sacaron la famosa Ley del Impuesto a las Ganancias a la 4ta Categoría que sólo alcanzaba en ese momento a los altos ejecutivos. Más tarde, el mismo ministro Cavallo en el gobierno de De La Rúa, lo aplicaría al salario de los trabajadores (¿de qué hablan los K cuando se refieren a la derecha?).

Pero el actual presente es aún más nefasto, más allá que las actividades financieras o los casinos no paguen ganancias, entre otros. Ahora, a toda esta historia se le ha sumado la inflación, y aparece en toda su crudeza el verdadero objetivo de este impuesto como un mecanismo más de achatamiento salarial. Y la Presidente afirma que en todos los países del mundo se paga este impuesto‼!, pero lo que no dice que ni de cerca son los porcentajes que se pagan acá. Mención aparte es que este impuesto ni los militares se animaron a implementarlo; y encima tiene el cinismo, la Sra. Presidenta, que hay obreros ricos y obreros pobres, tratando de dividir así a la clase obrera.

Ahora bien. Veamos a dónde apuntan estos tipos. Si tomáramos el índice real de la inflación, hay el mínimo no imponible para solteros sería para los salarios que superen los $ 10.000.-; pero al no tomar el índice inflacionario, el piso actual es de $ 5.200.-. Hoy más de 1 millón 500 mil trabajadores pagan este impuesto, a lo que para marzo del año que viene (con los miserables y nuevos convenios) se sumarían a pagar este impuesto 250 mil nuevos trabajadores más. Esto apunta,  sin ninguna duda, a que cada vez más trabajadores se sumen al flagelo de dicho impuesto, lo cual explica la resistencia a modificar los porcentajes del mínimo no imponible.

Por supuesto que el salario no es ganancia, y que por lo tanto no debería existir ningún tipo de impuesto al salario. Esto hace años lo venimos expresando en reiteradas notas. Pero las maniobras de los monopolios nos demuestran una vez más que el objetivo esencial pasa por hacer una “Argentina competitiva” en el mundo con salarios chinos, y las intenciones no están en achicar la masa de trabajadores que paguen dicho impuesto, sino, por el contrario, ampliarla a la mayoría de los trabajadores.

La alharaca de Moyano y el gobierno en relación a este tema, no pasó de ser eso, una alharaca por las disputas de unas migajas. De hecho, los medios masivos de desinformación, tanto oficialistas como “opositores” no hablan más de este tema, pero siguen con el circo del gobierno y Moyano.

Pero estos torpes, que siempre subestiman la capacidad de nuestro pueblo, abrieron una hendija que la clase obrera empuja para que ese silencio se transforme en un grito de rebeldía y lucha al pié de la máquina.

Compartí este artículo