Tomar el cielo por asalto

Desde el lodazal político al que los ha llevado la lucha del pueblo, la burguesía y sus partidos políticos intentan tomar la iniciativa del engaño con incorporación a su juego electoral a los jóvenes de 16 años. Pretenden llevar a las urnas a esos millones de jóvenes que cotidianamente el Estado y su régimen intentan expropiar de todo futuro, que son privados de todo derecho a la alimentación, salud y educación, y tratados como basura indeseable, a los que desde las escuelas pretenden borrar sus ilusiones e implantarles la idea de que somos sólo una mercancía. A los que son explotados y oprimidos en el trabajo, a los que cotidianamente son apaleados en la calle por la policía, a los que son perseguidos en LA VIDA.

Pero -una vez más- llegan tarde con su  reduccionismo y subestimación a un pueblo que en los últimos dos decenios transita el camino a través del cual las grandes y pequeñas cuestiones políticas no se dirimen en las urnas, ni por los putrefactos “canales institucionales” del sistema, sino que se dirimen confrontando con el poder en las calles, en la lucha.

A la avanzada de esta experiencia y en las primeras líneas, desde siempre, han estado los jóvenes de todas las clases populares. En las puebladas, en la lucha contra las mineras y la contaminación, en las luchas de los trabajadores, en sus batallas contra la represión, en la lucha por la justicia, en las escuelas organizados y movilizados contra el autoritarismo y su máquina de “matar” sueños.

Nuestros jóvenes que no piden que les regalen el cielo, junto al pueblo, han emprendido un camino a su emancipación, al cual ellos llenan de humanidad, alegría y rebeldía, que por más que intenten ampliar el clientelismo electoral, hay algo que no pueden comprar y que son sus aspiraciones de vivir un mundo sin excomulgados, un mundo en que los seres humanos sean solamente eso, HUMANOS, sin más títulos, rótulos o etiquetas.

De espalda a la hipocresía burguesa marchan nuestros jóvenes organizando, movilizando, asediando al poder, preparándose a tomar el cielo por asalto.

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