Las permanentes luchas en distritos tan populosos como La Matanza o en otras zonas como en Merlo, al igual que en todo el país, tienen un protagonismo decisivo en la movilización del próximo miércoles.
Las luchas salariales y de vida digna de los obreros de los parques industriales y de numerosas fábricas de la zona, tiñen todo el torrente de iniciativas que, desde los trabajadores de la salud, los docentes, los estudiantes, los choferes de ómnibus, los vecinos de los incontables barrios de estas zonas tan llenos de precariedades a pesar de la propaganda de las intendencias que se jactan de realizar obras, que no resuelven nada.
Luchas que autoconvocan a los vecinos para tomar las soluciones de sus reclamos y necesidades en sus manos. En fin, una cuantiosa suma de luchas, reclamos, reivindicaciones que abrazan desde su acción, la autoconvocatoria y la democracia directa como la forma común a todos, no sólo para resolver sus reivindicaciones y luchas, para dirimir, deliberar y debatir sus acciones, sino también como el modo de acción que marca el quiebre de la institucionalidad burguesa, su dictadura y su democratismo formal e ilusorio.
Por abajo se conjugan diversidad de cuestiones y necesidades que, aunadas, expresan con un sentido amplio no queremos más esto y que en un sentido político profundo dicen queremos vivir dignamente.
Por ello, la jornada del miércoles que viene no sólo expresa el reclamo salarial sino que va más allá, cuando se busca avanzar en la anulación de una ley sagrada de los monopolios como es el impuesto al salario, los topes a los aumentos, los ajustes, la inflación, las injusticias de todo orden, etc.
Es una movilización política de unidad y de acción de los trabajadores y el pueblo que está caminando ya una senda revolucionaria y que no tiene marcha atrás, mal que les pese a los monopolios y sus empleados en el gobierno.