La situación de la clase obrera y el pueblo argentino es una muestra clara de cómo crece día a día la disposición a la lucha, la determinación de pelear por nuestros derechos políticos, el enfrentamiento a todo tipo de injusticias inherentes a este sistema decadente, y la decisión de profundizar el camino emprendido.
En esta actitud de los trabajadores y del movimiento popular, se destaca el peso político que adquiere hoy la acción popular, y cómo ese volumen en la confrontación agudiza la lucha de clases, profundizando la crisis de la burguesía que comienza a dar los primeros signos de descomposición.
Frente a esta situación, son muchas las voces que manifiestan la necesidad de una salida política en manos de la clase obrera y el pueblo, así como también expresan desde esa misma inquietud, de qué se está hablando cuando se dice proyecto revolucionario.
Ya está dicho que la sola agudización de la crisis de la burguesía no es suficiente para saltar a otro escalón del enfrentamiento de clases. Ese otro nivel requiere de un proyecto político revolucionario. Ese plan revolucionario no es una “idea” o una “elaboración de laboratorio”, es algo bien material, cimentado en pasos firmes y concretos que se vienen dando colectivamente desde la lucha.
En la vinculación de cada reclamo, de cada demanda, con los objetivos estratégicos revolucionarios de esa lucha política, se está dando el primer paso. Porque cada conflicto es parte de una disputa mucho más profunda y general, la lucha de toda una clase y un pueblo en contra de las políticas de los monopolios, que tienen por único fin, sostener su aparato de dominación y continuar postergando la resolución de las necesidades y las aspiraciones populares.
Proyecto revolucionario es cuando planteamos qué enemigo enfrentamos, sin caer en la trampa que nos plantean los actores secundarios: políticos y sindicalistas son marionetas de las transnacionales, y todo el aparato institucional del sistema conforma una farsa democrática que encubre la dictadura monopolista.
Proyecto revolucionario es cuando hacemos pesar los ejes que movilizan en cada lugar debatiendo todo en el seno del pueblo.
Proyecto revolucionario es cuando combatimos la subestimación de las fuerzas del pueblo, frente al sectarismo, el oportunismo y el reformismo.
Proyecto revolucionario es cuando se orienta y organiza la acción hacia el objetivo revolucionario, ampliando más y más los vínculos que existen en el pueblo, con trabajadores de otras fábricas, con los vecinos, con las escuelas y centros de salud, etc.
Proyecto revolucionario es cuando intervenimos y hacemos intervenir a nuestros compañeros, amigos y vecinos frente a cada injusticia, y confiamos en el papel transformador de la acción política cuando esta adquiere una visión de poder.
El proyecto revolucionario existe cuando frente a cualquier intento que busque encorsetarlo, lo ponemos a rodar y que todos participen en el juego.
La burguesía, a través de todos los medios con los que cuenta, distorsiona la realidad en beneficio de sus intereses. Nada de lo que nos sucede existe, en la “realidad” que ellos dibujan. Pero debemos tener claro una cosa: estamos transcurriendo un momento político histórico, extraordinario, en donde comienza a manifestarse una abierta disposición de los trabajadores y el pueblo a la lucha revolucionaria. No pueden ocultar el sol con una mano.