No dejarnos someter a la anarquía capitalista es también luchar contra este sistema

(Publicado en Facebook – PRT Matanza). Las condiciones de vida de nuestro pueblo recrudecen día tras día. Si no es la luz, es el gas, el transporte, los hospitales, la educación, y sino el agua… Ninguna de estas situaciones y las consecuencias que ocacionan (daños de todo tipo) se dan siguiendo un orden preestablecido, sino que que aparecen al unísono como un torrente de secuelas calamitosas que ponen sobre el tapete la anarquía existente en el capitalismo y la incapacidad manifiesta del poder de resolver los dramas ocacionados, menos aún de preveerlos, cuando se trata de los trabajadores y el pueblo.
Tales situaciones son acumulativas y se han convertido en crónicas, lo que equivale a decir que la suma del empeoramiento de las condiciones de vida crecen conjuntamente pues nos afectan por igual las inundaciones, el transporte, los cortes de luz, la falta de gas, la guita que no alcanza, la inflacion, independientemente que afecten a unos u otros en diferentes momentos.
La suma de broncas es cada ves más unitaria, cada ves más común, y decidida. Los de abajo no queremos más esto, hasta aca llegamos.
La tendencia que se afirma día tras día con la lucha de obreros, de estudiantes, de docentes, etc., se reafirma más aún con las lluvias, y otras tantas cosas que se suceden. Sin pretender minimizar lo dicho, todo se resume a que el entorno de los negocios de los monopolios determina consecuencias funestas para los trabajadores y el pueblo; no hay una relación casual entre las condiciones de vida y las politicas y planes del poder y el gobierno a su servicio incluyendo a intendentes y funcionarios. Por el contrario, hay una relación estrecha. Que rebalsen los arroyos e inunden barrios enteros como en Gonzalez Catán, al costado de la autopista un día después que pararon las lluvias, o barrios que no se habían inundado antes, no sólo es producto de incompetencia e incapacidad y de falta del más mínimo interés por la vida de la población, sino también del negocio de la autopista y de su trascendencia como vía que agilice el transporte de mencancias.
Es decir, que el progreso aparente que trajo, tiene como contraparte el hecho de que se hace únicamente con el interés del beneficio explícito de los monopolios, cuyo resultado es no canalizar correctamente los conductos pluviales, generando inundaciones de barriadas populares enteras.
Así, derivada de la anarquía de la producción, las condiciones de vida organizadas en torno al trabajo se ven sumergidas en el carácter anárquico propio de la producción monopólica. La tendencia a no sumergise en semejante oleada de situaciones la dan las movilizaciones y la autoconvocatoria. En amplias barriadas de la Provincia de Buenos Aires, donde la resolución conjunta o por lo menos paliativa resalta la unidad que se teje por abajo, la organizacion para socorrer, para dar ayuda, para resolver. Esta es la mejor prueba de que la autoconvocatoria no es anárquica. La iniciativa de lucha y la decision de vida digna que ya se está haciendo voluntad y que en esencia arrincona al poder, rompe con la tradicion histórica de que lo único que se puede hacer es lamentar las calamidades y someterse a ellas.
Por el contrario, la transformación está en marcha y junto con ella la revolución. Pues no dejarse someter a la anarquía capitalista es también luchar contra este sistema.
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