Lo anunciado en el discurso del día de ayer por la presidenta, no hace más que confirmar que el impuesto al salario esta más vigente que nunca.
Al cerrar el discurso con el “anuncio” del no cobro del impuesto «por única vez» en diciembre con el medio aguinaldo, argumentó que era “para alentar el consumo”.
Con el cual, puede inferirse rápidamente que el impuesto al salario, los bajos salarios y la inflación, desalientan el consumo.
Como siempre, acosada por la movilización y la lucha cada vez más aguda, enérgica y masiva de los trabajadores y el pueblo, y expuesta cada vez más ante la crisis política, responde con la demagogia política que enarbola en sus dichos, con anuncios que pretenden ser populares pero que sin embargo (como es propio de los representantes de la burguesía monopolista) no cambian nada.
Cobrarle impuestos al salario de los trabajadores después que la producción que desarrollan deja en manos de las patronales millones en ganancias, no sólo es ahondar la superexplotación sino, cobrarnos por el “derecho” a ser explotados.
No sólo es un tributo a la oligarquía – al mejor estilo del medioevo- sino un medio para sostener las llamadas inversiones, subsidios, etc., que como es bien sabido, nunca son en beneficio de los obreros y el pueblo.
El impuesto al salario debe ser derogado enteramente. Ni siquiera la suba del mínimo no imponible debe ser tolerada, como lo plantean los Moyano y otros personajes prendidos de la teta del sistema.
Este es el desafío, y por ese camino ya avanza la clase obrera y los millones que no queremos más de esto.