El paro del dia de ayer fue contundente. Una contundencia que se viene repitiendo en cada manifestación en contra de las políticas del gobierno de los monopolios. La medida tuvo acatamiento inclusive en gremios cuyas direcciones no adherían a la medida como en automotrices, metalúrgicas, alimenticias y transporte.
Como lo decíamos ayer, lo que ha expresado la medida es el hartazgo y la bronca del pueblo trabajador a las medidas y políticas del gobierno de los monopolios; se ratifica una situación de masas en alza, con muestras de ofensiva, que sacude todas las estructuras del sistema. Miles y miles de luchas se producen cotidianamente en cada centro de trabajo, las que terminan siendo el barro que amasa este tipo de medidas nacionales.
La línea divisoria entre el gobierno de los monopolios y los trabajadores es cada vez mas clara. Lo que la presidenta vende como una dadiva brindada por el poder (el hecho de haber pasado de la desocupación a tener trabajo), los trabajadores lo sienten como una conquista, como un derecho que a nadie hay que agradecer. La aspiración de una vida digna no se completa con un puesto de trabajo, si en el mismo se deja la vida trabajando doce horas por dia para poder completar un salario que permita tirar unos días mas pero que no alcanza a llegar a fin de mes; cuando millones de trabajadores trabajan en negro o contratados; cuando mas de dos tercios de la fuerza laboral gana salarios de menos $ 5.000.
Ayer se ha dado un paso muy importante al mostrar nacionalmente la bronca y la decisión que transita por abajo. Hoy debemos volver a la lucha cotidiana al lado de la máquina, esa que no se ve pero se siente, para seguir fortaleciendo las organizaciones trabajadoras genuinas y desarrollar las luchas autoconvocadas que nos permitan avanzar en el enfrentamiento político contra las políticas de los monopolios, para exigir que se cumplan las demandas del pueblo trabajador.