Faltaba poco para un nuevo aniversario de la “Masacre de Margarita Belen”. Era el día anterior a los festejos oficiales por la vuelta a la democracia y el “Día de los DDHH”. Un militante solidario y popular de Campo Largo, localidad del centro oeste de la provincia del Chaco, estaba celebrando en la fiesta de egresados junto a toda su familia. Con la excusa de un incidente totalmente armado por la policía, fue aprehendido y detenido junto a otras seis personas más. En la calle y en las dependencias policiales fueron salvaje y cobardemente golpeados, humillados, agraviados física y moralmente por la policía de esa ciudad y personal de la Comisaría de Corzuela, cuando ya se encontraban reducidos y esposados, absolutamente indefensos. Todos ellos al mando del Sub Comisario Fabián Sosa, según consta en la denuncia presentada ante la Fiscalía de Investigaciones de la ciudad de Presidencia Roque Saenz Peña, y en la Secretaría de DDHH de la Provincia. Como cierre de este panorama, cabe aclarar que el intendente del pueblo es Daniel Capitanich, hermano pobre del Gobernador.
El compañero es JORNALERO, así, con mayúscula. Es un ex preso político que padeció y sobrevivió a 5 años de cárcel y tortura durante la dictadura militar por su militancia social en los años 70, junto a los hacheros y demás trabajadores de los obrajes de la zona boscosa. Luchaba cuando la soja no había aún terminado con el quebracho; y el proyecto revolucionario (que también había hecho escala en Campo Largo) estaba en los corazones de todo el pueblo.
Con el dolor de los golpes y las patadas taladrando sus frágiles músculos, el verdadero dolor se siente en el alma, en la conciencia, en la dignidad humana. Fue ultrajado por burlas y manifestaciones injuriosas e insultantes para el ser Humano, expresadas por el Sub Comisario Sosa; quien en un momento les dijo a los policías golpeadores: “muy buen trabajo muchachos, ustedes tienen que ascender hace rato…vos pegas muy bien”…
“Eso le decía a un policía gordo y grande de Corzuela” … “Alrededor de las 8:15 se acercó el Comisario hacia la celda, me preguntó qué me pasaba, si estaba dolorido, que con la policía no hay “ley”que valga, que con la policía no se puede, y de ahí se retiró de la comisaría.”
Por si quedaran dudas, vale aclarar que esta no es “una película” filmada en la dictadura. Esta es una realidad bien concreta que ocurre hoy, en esta «democracia». ¿Son estos los “derechos humanos” que tanto proclama y festeja el gobierno de los monopolios?
Pero más allá de los ataques y las persecuciones, este compañero (como tantos otros miles de hombres y mujeres de nuestro pueblo), reparte su vida entre el permanente peregrinar por la supervivencia del día a día y una persistente e indoblegable lucha por la dignidad, en este presente. Siempre muestra preocupación por sus vecinos, amigos y conocidos, a quienes brinda permanentemente su franca y desinteresada solidaridad. Demuestra en el día a día que eligió la dignidad y la libertad, y no el silencio cómplice y obsecuente de muchos, o el recordatorio necrológico de los “derechos humanos” del pasado.