Por estos meses Mendoza se alborota toda con la fiesta más importante de la provincia, La Vendimia, donde se celebra el fin de una temporada y el inicio de la siguiente a partir de la cosecha de la uva y la elaboración del vino nuevo.
Todo es alegría y glamour… fiestas departamentales, espectáculos artísticos, millones y millones de gastos esperando la gran fiesta.
Fiesta que no es para todos, porque lo que sostiene todo eso y de lo que no se habla es de los trabajadores vitivinícolas, tanto de la viña como de las bodegas, hombres y mujeres que se debaten en jornadas de 10 a 12hs diarias de producción, con salarios paupérrimos que no llegan al 50% de lo que hoy se necesita para vivir dignamente. Este enero llegaron (con la última cuota) por la paritaria del año pasado a un inicial de $3.269; en el mejor de los casos con 10 años de antigüedad y con un par de horas extras por día se llega a $4.500 en el mes.
Por su parte los empresarios del vino, antes bodegueros hoy sólo Gerentes Ejecutivos serviles a sus amos los monopolios internacionales del vino, no se cansan de mentir en cuanto foro se los convoque sobre el mal año que han tenido por la caída en exportaciones debido a la crisis en el exterior.
Mienten para justificar sus demandas al gobierno provincial y nacional pidiendo que: “…subsidien los fletes, que se aumenten los reembolsos, que se achiquen los plazos para el cobro de los reembolsos” a parte de los que ya tiene como la exención de ingresos brutos, salarios subsidiados con planes nacionales y provinciales.
Mienten diciendo que están exportando el vino de menor calidad a pérdida con tal de mantener mercados, mentiras y más mentiras que se caen cuando el INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura), herramienta gubernamental creada por ellos y para ellos, termina dando datos como que: “…que el volumen total de lo exportado y el monto en dólares por las ventas efectuadas ha subido”.
En 2012, las ventas de vino al exterior crecieron 17% en volumen, a 3,65 millones de hectolitros y un 10% en valor, a U$S 920,4 millones, según el informe difundido por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Si se incluye mostos, las exportaciones superaron U$S 1.000 millones, al totalizar U$S 1.157,3 millones.
Las bodegas siempre ganan y eso lo saben bien los trabajadores vitivinícolas que no se chupan el dedo, que ya no se comen tantos sapos juntos y por eso este año las negociaciones paritarias arrancaron con un pedido de $1.200 lo que significa entre un 37 y 38%; muchos compañeros de distintas bodegas, ya están proponiendo encarar medidas para que el sindicato no afloje en el reclamo y termine como el año pasado negociando fuera de la provincia y de 60% que se pedía terminó arreglando por un 25% y en cuotas, la bronca del año pasado se suma a la bronca de estos día, porque esta “fiesta” no es para todos.