Como parte del paquete de engaños, confusiones y ocultamiento de sus verdaderos intereses, ante el embate del movimiento de masas que no resigna sus aspiraciones y que sostiene en escala ascendente las luchas y movilizaciones, la burguesía pretende desviar el sentido de todos los reclamos.
Como si el agua no la mojara, actúa sobre la base de que su sistema capitalista funciona bien y que sólo hay que mejorar aspectos que funcionan mal, o no del todo bien, para que el sistema vuelva a sus carrilles y transite en forma armónica.
Así es que divide los problemas y los trata como que si no fueran todos de una misma raíz. El tratamiento superficial de dichos problemas es el método que la ayuda para dividir y separar los fenómenos que aparecen como distintas ramas de la copa de un árbol, a la vez que pretende que el pueblo nunca pueda ver claramente que se unen en un mismo tronco y que tienen una sola raíz.
Según sus planteos nada tienen que ver los reclamos de aumentos de salarios con la educación, la salud, la justicia, la defensa del medio ambiente, la seguridad social, etc.
Cada vez son menos las “respuestas” que puede dar sobre cada uno de los problemas que el pueblo demanda que se resuelvan. Cada vez es mayor el acorralamiento que sufre y cada vez es más profunda la conciencia popular generada en la propia lucha, de que las ramas se unen en un solo tronco.
Por eso es que cuando se va al hueso del problema que es el de los ingresos de los proletarios, es decir, de la amplia mayoría de la población que vive de la venta de su fuerza de trabajo y que sólo cuenta con ello para poder subsistir en esta sociedad, tambalea toda su posición y no puede atinar a salir del rincón del ring aunque tire golpes desesperados.
Porque ir al hueso, en nuestro ejemplo, llegar a la savia que transita desde la raíz, a través del tronco y llega a las puntas de las ramas, es lo que nos permite como pueblo tomar la esencia de los problemas que aparecen sin conexión y ligarlos a todos en un mismo tema.
Esa savia es la ganancia de la burguesía. Porque para obtener ganancia, la burguesía debe restar ingresos a los que trabajamos y producimos todo lo que existe en el país.
Por eso el temor más grande que padece la clase dominante es cuando el golpe de la movilización popular apunta como un solo hombre y con un puño único y gigante al centro del problema. De ese eje, se derivan todos los otros problemas.
La burguesía monopolista quien es la dueña del Estado y rige las políticas del gobierno de turno, trata cada uno de los aspectos de la vida de este país encarándolo desde la obtención de la ganancia.
Concretamente: cuando se reúnen los ministros, los gobernantes, los consejeros municipales y cualquiera de los funcionarios del Estado, para tratar, por ejemplo, un tema de salud, lo hacen desde el punto de vista de la ganancia. Si la gente demanda que haya más hospitales, discuten cuánto dinero va a dejarles el negocio de la construcción del mismo, su montaje, cuánta plusvalía van a absorber a través del pago de las obras sociales o las prepagas, cuántas líneas de colectivos van a vender más pasajes para trasladar a la gente aunque vayan como ganado, etc. Cuando se termina el hospital y están todos los negocios marchando, el pueblo sufre las carencias de todas las cosas que no se tuvieron en cuenta y de los servicios deficitarios que se generan por la reducción de costos para la obtención de mayores ganancias, coimas y otras “comisiones” y vuelta la burra al trigo, se vuelven a padecer repetidos problemas: no hay personal, las instalaciones no funcionan o no son las adecuadas, faltan elementos y materiales para la atención, no hay médicos suficientes, se deben hacer colas para los turnos, etc. ¡Con todo es lo mismo!
El objetivo nunca es satisfacer las necesidades de la gente sino el negocio. Las necesidades de la gente sólo son el medio, el vehículo, para realizar sus negocios y obtener ganancias.
El Estado, todos sus funcionarios, reproducen la misma lógica que ponen en marcha las oficinas de los directorios de las empresas monopolistas.
Es por eso que cuando como pueblo, hacemos eje en la lucha por el salario, en suma por un mejoramiento de nuestros ingresos a costa de las ganancias de la burguesía, estamos dando en el centro del problema que, como savia, alimenta al resto.
Es por eso que la lucha por el salario que planteamos como revolucionarios no es sólo un aumento pasajero de nuestros ingresos. Es la lucha que pega en el centro de los intereses de la burguesía. Es el golpe que lleva a debilitarlos en su esencia y es permanente. Es lo que unifica como tronco, a todas las ramas que constituyen la vida misma de toda la población.
No sólo queremos mejores salarios, mejores ingresos, sino una mejor vida con buena educación, salud, seguridad social, futuro para nuestros hijos, protección para nuestros mayores, realización como personas íntegras y desarrollo humano colectivo. En suma, que todo lo que hagamos y producimos sea para el disfrute de los trabajadores y el pueblo y no de una minoría privilegiada.
La vida digna a la que aspiramos es una lucha contra este sistema y la construcción de una sociedad socialista a través del camino de la movilización, la organización y el enfrentamiento a las políticas de la oligarquía financiera y sus gobiernos.