Por estos días se ha escuchado hablar hasta el hartazgo de la pobreza. La pobreza en el mundo es presentada como una calamidad o una consecuencia que podría ser evitada, si los poderosos del planeta abrieran sus corazones y se dispusieran a ser un poco más solidarios con el prójimo.
Pero como todo problema, más con un problema de semejante envergadura mundial, debe tener un diagnóstico preciso y claro para saber cómo atacarlo.
El capitalismo es la fábrica de pobres más productiva que la Humanidad haya soportado en toda su historia. Cuando hablamos de pobres no nos referimos solamente a los más desamparados, que ni un plato de comida tienen. Estamos hablando de miles de millones de personas que trabajan y son pobres.
En el mundo, 2.800 millones de personas (casi la mitad de la población) viven con menos de 2 dólares por día; estamos hablando de menos de 600 dólares al mes. Tengamos en cuenta que miles de millones de trabajadores en el mundo ganan eso o menos aun de salario. Y los pobres no solamente están en el África, en Asia o en América Latina. También están en Europa y en Estados Unidos, en los otrora países opulentos y ejemplos a seguir para alcanzar el “bienestar capitalista”.
EE.UU. tiene más de 40 millones de habitantes sumidos en la pobreza; Gran Bretaña tiene 20 millones donde, además, los sectores más desprotegidos muestran índices de marginalidad social que superan a los países más pobres de Europa y muchos del Tercer Mundo.
Proclamar la “opción” por los pobres es proclamar que están y seguirán estando igual o peor que ahora, cuando el 10% de la población mundial detenta el 90% de la riqueza. El desafío para los pueblos del mundo, que todos lo días luchan, de una y mil formas, contra la pobreza a la que condena el sistema capitalista, es ir contra la causa de la pobreza que es ir contra el sistema mismo. No podemos alentar ni una pizca de ilusión acerca de que es posible luchar contra la pobreza sin luchar contra el capitalismo.
En la crisis actual que vive el capitalismo, crisis estructural y no cíclica ni coyuntural, la pobreza seguirá creciendo a la par del declive del sistema. La oposición revolucionaria al capitalismo, la lucha por el socialismo, es el camino que debemos tomar decididamente los pueblos.
La burguesía nos educa en la afirmación de que “siempre hubo pobres”; lo que no enseña es que ese siempre es desde que la sociedad está dividida en clases sociales: la que explota y la que es explotada.
La explotación del trabajo humano y la apropiación de la riqueza que ese trabajo produce, es la causa de la pobreza material y espiritual que provoca el capitalismo; su carácter esencialmente explotador y depredador del ser humano y la Naturaleza, debe ser combatido incondicionalmente para erradicar la pobreza definitivamente, no para que siga siendo parte de una estadística más del sistema que puede “aumentar” hoy y “disminuir” mañana un poco.