Los docentes chaqueños estamos en lucha desde el inicio del año lectivo 2013. Los reclamos por salarios, condiciones edilicias, becas para los estudiantes, respeto al estatuto del Docente, servicio de calidad en la obra social provincial, unen y movilizan a los trabajadores. Junto a la sociedad en su conjunto nos enfrentamos a la política de precarización y vaciamiento del sistema educativo que llevan adelante los funcionarios de turno.
Atrás quedó el circo de “discusiones paritarias”, a puertas cerradas y a espaldas de la comunidad, entre el gobierno provincial y los sindicalistas obsecuentes. La decisión del gobierno es achatar el salario y seguir manejando los fondos del Ministerio de Educación para los negociados. Priman los intereses de la mafia de ex-sindicalistas y militantes partidarios que ocupan los puestos más importantes.
Atrás quedaron las amenazas de cesantear a los docentes por adherirse a las medidas de fuerza. Probaron con aprietes a directivos y maestros por permanecer en las escuelas en estado de asamblea, explicando a padres y estudiantes los motivos de la lucha. Pusieron un equipo especial de liquidadores para efectuar descuentos por días de paro.
Los ánimos se caldearon en las últimas semanas. Frente a la sordera de las autoridades, decidimos levantar más la voz, como no teníamos otro camino, salimos a cortar rutas. La mayor fuerza de movilización se encuentra en las ciudades del interior, y fue en la ruta nacional Nro. 16 donde se expresó nuestro reclamo. Como vieron que la medida era contundente, con más de mil docentes, decidieron jugar la carta de la represión. Gases, palos, agresiones de la policía provincial comandada desde el lugar por el Ministro de Gobierno Juan Manuel Pedrini, sólo sirvieron para echar más leña al fuego. Los docentes liberaron el tránsito pero se quedaron al costado de la ruta. Esa misma noche el repudio generalizado se hizo sentir en las calles y plazas de toda la provincia. La debilidad del que recurre a los golpes se enfrentó con la fortaleza y dignidad del que sabe que su reclamo es justo.
Y el paro sigue. Y no dejamos las calles.
Durante la Semana Santa , no hubo recogimiento, reflexión ni arrepentimiento por parte del gobierno. Soto viajó a Villa Ángela, uno de los núcleos más fuertes de la protesta, para amedrentar a los docentes en un apriete sorpresivo a un grupo de referentes. Otra vez, elevó el tono de la lucha. Volvió a intentarlo con una reunión propiciada por la intendente de la ciudad, que ofreció un salón del municipio para generar un encuentro entre las partes. Esta vez era a la vista de todos, con delegados autoconvocados de un par de decenas de escuelas y algunos referentes del sindicato que sostiene el conflicto, Sitech. En el salón esperaban unos 40 maestros y profesores, y en la calle hacían el aguante un par de cientos. El bravucón del ministro vio esto y se puso a temblar como una hoja. Sin dar explicaciones, se escabulló por una escalera lateral y dejó plantados a todos. La síntesis más clara salió de las declaraciones de la intendenta: “SE CAGÓ EN LAS PATAS”.
El viernes 6 de abril, el ministro de educación debió informar a la legislatura sobre su accionar frente al conflicto. Más allá de la farsa que montaron los “representantes del pueblo” de uno y otro partido, que sólo hicieron gala de chicanas y mentiras, quedó demostrado que no tienen argumentos. Pero la verdadera exigencia de interpelación venía de las calles. Una nutrida columna con docentes de toda la provincia, en confluencia con organizaciones sociales y partidos políticos, marchamos desde la plaza central hasta el edificio legislativo. Nos encontramos con un cordón policial y un vallado que impedía el acceso al recinto. Pocos minutos de debate bastaron para decidir que debíamos trasponer esa barrera. El vallado apenas resistió, y ganamos la calle que nos negaban. La idea era impedir que accediéramos a la sala donde exponía el ministro y su equipo. Tanto que otra vez recurrieron a los gases y los palos para disuadirnos. Otra vez estaba Pedrini dando la orden a sus esbirros de convencernos a los golpes de aflojar. Pero nosotros nos quedamos.
Un momento en que mostramos a las claras nuestra decisión de luchar y la opinión que tenemos de ellos se dio cuando el valiente jefe de la represión se retiró del lugar. Pasó por delante de los docentes que nos manifestábamos en la calle, con un gesto soberbio y despreciativo, rodeado de una guardia personal. En cuanto lo vimos, intentamos que rindiera cuentas de haber ordenado atacarnos. Sólo atinó a escaparse. Comenzaron los gritos y reclamos de justicia, y él huyó. Corrió más de cien metros para no responder a los docentes que lo increpaban, y se refugió en las oficinas de una empresa amiga, hasta que se calmaron los ánimos. Pusimos a la luz su cobardía, y su agilidad para el pique corto.
El gobierno de los monopolios sigue con su postura de no aflojar un peso más para educación. Pero está gastando sus últimas cartas con la represión y la judicialización de la protesta docente.
Nosotros seguimos firmes en la brecha. Esta semana nos verán en nuestras escuelas, en las calles, las plazas y las rutas, reclamando por la educación pública. En eso se apoya la verdadera dignidad de los Docentes.