Otro capítulo de la explotación capitalista en Pilar: la industria farmacéutica

En el Parque Industrial de Pilar, provincia de Buenos Aires, una de las ramas de la industria con más presencia es la farmacéutica con 17 laboratorios entre los que se cuentan Gador, Casasco, Bayer, Glenmark, Richmond, Biopharma, etc. Los pocos laboratorios que aún quedan en la ciudad de Buenos Aires se trasladarán en los próximos años al conurbano y la mayoría de ellos a Pilar.

Lo destacable de esta rama de industria es que conviven dos caras: por un lado, los estándares de control de calidad son muy altos, la inversión en infraestructura es importante y la tecnología y diseño se cuenta entre lo más avanzado de la técnica. Por otro lado, los salarios que se pagan a los operarios de producción son de lo más bajo de la gran industria. Las instalaciones de los laboratorios suelen ser impecables, hasta podríamos decir que lujosas, subsidiadas en gran parte por este Estado, una muestra más que confirma en hechos concretos nuestra afirmación sobre este Gobierno, que es netamente de los monopolios

Gran parte del personal que trabaja allí son analistas de laboratorio que se encargan del área de control de calidad. Al estar tan tecnificada la operación el personal que se utiliza en el área netamente productiva suele ser menor a la administrativa y la paga es pésima. Las empresas buscan en general personal no calificado que pueda ser “moldeado” a su gusto y acepte el bajo salario del rubro. También que acepte las tareas asignadas sin chistar y sin preguntar porque algunas de las materias primas con que se trabaja suelen ser nocivas para la salud.

Una compañera de un laboratorio nos contaba: “En mi trabajo se utilizan sustancias que detienen el crecimiento celular para evitar el desarrollo del cáncer pero que pueden afectar a una persona sana si toma contacto. Todo el tiempo se intenta que no se hable del tema para no causar pánico y se contrata a gente que no tiene ni idea del grado de peligrosidad de lo que está manipulando.”

Las ganancias son millonarias y en algunos casos se trata de compañías que tienen un pasado muy sucio como proveedores a la industria armamentista y responsables de la muerte de millones de seres humanos en todo el mundo.

En el caso de Pilar, la lucha por la unidad de la clase obrera debe tener muy en cuenta a la industria farmacéutica, pues sus trabajadores son una parte fundamental de la mano de obra del Parque Industrial y es pieza fundamental del proyecto monopólico de este Gobierno.

 

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