Nos encontramos en un momento de inflexión del proceso revolucionario en nuestra patria.
Por un lado, las minorías explotadoras y opresoras y, por el otro, las mayorías rebeldes expresadas en cada lucha, movilización y enfrentamiento al sistema capitalista impuesto.
Cuarenta millones de argentinos ya hemos hecho una parte fundamental de la lucha, nuestra vida nos ha hecho comprender, tras décadas de mentiras, engaños y vapuleo de cualquier color, qué es lo que no queremos.
Todo está muy mal, las instituciones del Estado que responden a esas minorías ya no son creíbles. El engaño tiene patas cortas y el poder se encuentra golpeado, no tiene reacción frente a la masiva expresión de repulsa a sus medidas. Muchos gobiernos han pasado durante décadas de democracia parlamentarista. Mientras los monopolios abultaron sus bolsillos a costa del Hombre y la naturaleza, nosotros, pueblo, estamos degradados al papel de mercancía. Ellos nos han considerado mercado, objeto de compra y venta, y han atacado nuestra dignidad hasta lo inimaginable.
De nuestro lado, el no creerles es muy importante, pero falta otra parte que permita constituirnos en una fuerza que exprese el sentir de los explotados y oprimidos.
El permanente estado de lucha, movilización y enfrentamientos ha dado por resultado la aparición de millones de compatriotas que, al menos una vez, se han enfrentado al sistema. También cientos y miles de organizaciones, con sus dirigencias naturales, bien pegadas a la lucha, han materializado enfrentamientos de conquistas económicas y políticas. A pesar de toda esta extraordinaria acumulación de fuerzas humanas dispuestas a la protesta y al cambio, aún la unidad política de todo ello, y a pesar de estar al alcance de nuestras manos, no se ha logrado.
El sistema impuesto nos ha aislado por décadas.
Desde esta declaración nuestro partido considera oportuno abrir una etapa de debate entre todos aquellos que estamos enfrentados al sistema, conocernos las caras, comenzar a encontrar los caminos de unidad y avanzar sin desmayos hacia la conformación de una fuerza unitaria muy amplia que se disponga a extender su lucha sectorial y local totalmente aislada en una lucha, que por más pequeña y local que fuera, forme parte de un proyecto político que se propone un cambio radical del sistema.
No se trata de que “alguien” convoque, se trata de hacer lo que ya se está haciendo como referencia en cada enfrentamiento, es decir, dar continuidad a la metodología autoconvocada que está expresando una calidad de organización independiente de las fuerzas del sistema, basada en el ejercicio de la democracia directa por fuera de todo electoralismo.
Consideramos que la fuerza viene de muy abajo, de las entrañas de la sociedad, de cada sección de fábrica, de cada aula, de cada barrio, de cada asamblea ambientalista, de cada pueblo originario, de cada hospital y así en todo lugar en donde haya explotados y oprimidos.
En estos encuentros de fuerzas revolucionarias populares iremos tejiendo las primeras líneas de una fuerza unitaria capaz de enfrentar las reglas que nos impone el sistema, al tiempo que iremos debatiendo y sintetizando, entre todos, los pasos que nos lleven a otro sistema que ponga al Hombre y a la naturaleza en el lugar que deben tener.
Este es un llamado patriótico, revolucionario y es resultado de décadas de lucha.
Nos proponemos debatir y llegar a un encuentro nacional en el mes de setiembre y dar un primer paso efectivo en la materialización de una fuerza política de unidad revolucionaria que permita ir dando las primeras bases de la unidad de la clase obrera y el pueblo que se está dando ya en cada lucha de conquistas.