La lucha del pueblo de Castelli en la provincia del Chaco y la entrada a la gobernación de los trabajadores en la casa de gobierno en Ushuaia y la andanada de conflictos en todo el territorio nacional define con más claridad la época que estamos viviendo: “cuando los de abajo ya no queremos seguir viviendo como hasta ahora y los de arriba ya no pueden gobernar como hasta ahora”.
En estas circunstancias, estas luchas van dejando experiencias de gran contenido político, que la burguesía monopolista y su Estado y gobierno ocultan bajo siete llaves.
Cuando los de abajo ya no queremos seguir viviendo como hasta ahora encontramos en la lucha la principal herramienta para la conquista, proceso que no ha dejado de profundizarse durante un largo período.
En Castelli, tras semanas y semanas de enfrentamientos al sistema, las fuerzas del pueblo dieron pasos importantes en la unidad, la lucha facilitó el encuentro de fuerzas que durante años estuvieron dispersas.
En Chaco y en Tierra del Fuego, lo que se atacó fueron a las instituciones del Estado de los monopolios, es decir que fueron hechos que atacaron al corazón del sistema. Esos enfrentamientos que por diversas razones se sucedieron en menos de 24 horas distinguieron con claridad el fenómeno como eminentemente político y dirigieron el golpe hacia allí.
En ambas luchas rápidamente se nacionalizó el conflicto. Mientras el gobernador del Chaco era abucheado en el aeropuerto de Roma, en ocasión de su vivita al Papa, con consignas de asesino, en su provincia, y en el plano nacional, uno de los posibles sucesores de la presidente Kirchner recibió un mazazo político en un Estado políticamente ingobernable para la burguesía monopolista producto ya no sólo de la permanente movilización cotidiana sino por el importante proceso unitario del pueblo que está pariendo una alternativa política a la incapacidad de éstos funcionarios sostenedores a ultranza del sistema capitalista.
Son muchas las fuerzas del pueblo en esa provincia que ponen en vilo el saqueo, el negocio espurio de los monopolios.
El ataque a los pobladores de Castelli es la desesperación manifiesta de la debilidad política del gobierno nacional, de los gobiernos provinciales y, en definitiva, del Estado de los monopolios para dar “respuestas” a las problemáticas más profundas de la comunidad. Incapacidad política afirmando la idea que ellos ya no pueden gobernar como lo hacían. Incapacidad política porque se les cayó la gobernabilidad de la Mentira, del engaño, de la hipocresía, ahora entran en la etapa de mostrarse tal cual como son, andrajosos, improvisados como son sus negocios en el sistema, impunes.
El ataque a las instituciones del Estado es un hecho muy profundo y eminentemente político que será necesario multiplicar en cada lucha, a sabiendas de que el Estado es de los monopolios. Es en ese camino que las fuerzas políticas que el pueblo va generando se van uniendo en la gran expectativa que recorre nuestros corazones de una nueva sociedad.
La multiplicación de estos hechos hará necesario redoblar los esfuerzos de unidad política de todo lo que se está expresando. En estas batallas de conquistas políticas aparece en todo su esplendor la democracia directa, la autoconvocatoria, el estado asambleario que rápidamente debe adquirir el peldaño de Instituciones políticas del pueblo en preparación de crear las bases políticas de un nuevo Estado revolucionario de la clase obrera y el pueblo.