En el mundo se lo conoce con esta frase, es muy poco lo que se sabe, pero con síntomas muy fuertes como para preocuparnos. Chevrón, petrolera estadounidense, un titán energético globalizado lleva diez años de ventaja en el tema en relación a sus competidoras.
Hace muy poco se firmó un acuerdo estratégico entre el gobierno y esta empresa, lo curioso del caso es que se conocen los lineamientos generales pero no así la letra chica. Públicamente 40 millones de compatriotas no podemos acceder a esas particularidades ya que con la legalidad en la mano y el poder que le confiere la “democracia” parlamentarista el debate de un pueblo está vedado.
Para el monopolio, en este caso Chevron, es decir “un Estado” dentro de otro Estado firma un acuerdo que trasciende con creces el tema energético. Consideramos que al igual que en otras etapas del Imperialismo éstas empresas toman en consideración intervenir más directamente en las decisiones políticas, económicas, jurídicas y militares de zonas estratégicas. Recordemos a modo de ejemplo que la Corte Suprema levantó el embargo a Chevron hace un poco más de 48hs.
Estos acuerdos avanzados han profundizado la crisis política dentro del gobierno creando un cisma dentro de la gerencia de “la nacionalizada” YPF. Basualdo un gerente “fuerte” de la “nacionalización”, mano derecha de Galuccio ayer lo tiraron “por la ventana”, un hombre que hasta hace muy poco era de “confianza” de la presidente.
¿Qué dirá la letra chica?
Facilitar desde las instituciones del Estado el proceso de concentración necesario para explotar una de las reservas estratégicas del planeta, la tercera detrás de EEUU y China.
Una reserva estratégica para el Monopolio implica acuerdos militares de defensa de la propiedad privada. Acuerdos militares que contemplen, con la constitución en la mano, la intervención directa, o sea militar de los Estados monopólicos que son partícipes de este gran robo de nuestra riqueza.
Para el monopolio nada le será fácil, como no le es fácil para las mineras, para las automotrices y así para el resto de la oligarquía financiera. Su gobierno, su oposición, su parlamentarismo están mostrando grietas insalvables para contener el empuje de las masas que van por una vida digna.
Los negocios tienen que avanzar a costa de todo y el terreno en el que se tienen que manejar es de aguas turbulentas, es un barco que va perdiendo el mando y por arriba se multiplican las diferencias de estrategias a tomar contra el pueblo. Basualdo lo entendió inmediatamente.