Mientras las imágines de Rosario no dejaban de pasarse, un derrumbe en Quilmes puso en vilo a 15 obreros de la construcción. Nos estamos “cansando de tanto cansancio”.
Esa es la sensación que muchos compatriotas estamos viviendo.
Muchas veces los revolucionarios hemos sido “acusados”, en el mejor de los casos, de idealistas y utópicos por nuestras “buenas ideas”, es más, y ya con cierta ironía o sarcasmo se ha dicho “son buenos muchachos” pero……
Para el poder dominante la cuestión se complica cuando el problema de los revolucionarios no abarca sólo a un grupo, a un partido o a una organización de esas características que implique unidad de fuerzas, se les complica cuando aparecen actuando una clase y un pueblo en ese sentido revolucionario.
¿Qué queremos decir con esto?
Que las múltiples acciones de lucha que se dan a lo largo y ancho del país son objetivamente golpes al poder de los monopolios, a su Estado, no son “grupos de desalmados y utópicos revolucionarios”, son masas de obreros, empleados, maestros, enfermeros, médicos, estudiantes etc. que se oponen con la lucha a las políticas del poder, que luchan por conquistas políticas y económicas que erosionan al Estado de los monopolios. Masas revolucionarias.
En ese terreno del idealismo pierden por varios cuerpos. El sistema capitalista no puede resolver los problemas que genera el objetivo que los mueve que es la ganancia, por el contrario si anárquico es el sistema, anárquico es todo lo que lo rodea.
Desde esta idea madre ¿no es idealismo del más pobre pensar que el sistema dará tal o cual respuesta a los problemas de la sociedad humana? ¿Acaso no es utopía de las más berreta pensar que hay un capitalismo malo el “neoliberalismo” y un capitalismo bueno que ni nombre tiene? Es capitalismo y lucha interimperialista, a secas.
Con masas revolucionarias, que ya no se dejan pasar por arriba, los revolucionarios, entonces sí vamos por otro sistema social, vamos por una revolución social que construya un nuevo Estado de otras características, de involucramiento de las mayorías explotadas y oprimidas que somos en los hechos quienes sostenemos el andar de la sociedad, produciendo, administrando, distribuyendo, educando, curando etc.
Contamos además con poner en marcha la más elevada forma democrática a la que puede acceder un pueblo, la democracia directa que no es ni más ni menos que lo que estamos realizando en infinidad de luchas por conquistas desde hace muchos años.
Las principales batallas de nuestro pueblo fueron presentadas desde ese tipo de barricada, asambleas, estado deliberativo, resoluciones. Experiencias que pusieron en alto esta práctica revolucionaria en el plano político.
¿Es esto idealismo o utopía? ¿Es esto un objetivo irrealizable? Por lo pronto es lo que se viene haciendo y se está trabajando para que se exprese como una alternativa revolucionaria contra el poder de los monopolios y el parlamentarismo que los acoge. Por otro lado ya no es soportable para la vida humana, no es digno padecer las consecuencias del sistema capitalista y que nos digan, cada uno de los farsantes que se presentan a elecciones, que “ellos” solucionarán nuestros problemas. Señores, ustedes son los “idealistas” o sencillamente los mal intencionados (y lo decimos en el peor de los sentidos) si creen que nuestro pueblo es una masa amorfa y sin dignidad y que verá pasar una catástrofe como la ocurrida en Rosario, un derrumbe, un accidente de trenes, todos hechos que forman parte de una brutal realidad, sin sacar su espíritu de rebeldía y por sobre todas las cosas un espíritu de cambio radical para sus vidas.