Privatización y estatización: las dos caras de una misma moneda

Todo el arco “progresista”, tanto oficialista como opositor y hasta los gremios ferroviarios, salieron a festejarle al gobierno de los monopolios, las políticas de “estatización” de los ferrocarriles, luego de que el pésimo funcionamiento de los trenes haya llegado al punto limite, donde el costo fue nada más y nada menos que el de la perdida de una importante cantidad de vidas, tras las pasadas tragedias ferroviarios.

Ahora salen a anunciar una supuesta estatización, a través del control en la administración por parte del estado, como la medida salvadora, como si el estado no hubiese tenido nada que ver, durante todos estos años, en el pésimo funcionamiento de los trenes.

De un día para otro, quieren borrar un historial de corrupción y de entrega a los monopolios, donde los mismos, que en su momento salieron a apoyar las políticas de privatizaciones, ahora salen a plantear la estatización como el descubrimiento de la panacea.

El mismo estado que, durante todos estos años beneficio con millonarios subsidios a los monopolios, para que empresarios y funcionarios llenen sus bolsillos, dejándonos un sistema de transporte deplorable, sale a tomar las cartas en el asunto, para hacerse cargo del muerto.

En la fase actual de su desarrollo del capitalismo a nivel mundial, los monopolios han cooptado los estados en el mundo, siendo ellos mismo quienes intervienen de forma directa en las resoluciones y direcciones de las políticas y la economía de los países, poniendo al estado al servicio pura y exclusivamente para el beneficio de sus intereses, relegando los intereses de la clase obrera y el pueblo.

En este mismo sentido, tanto estatización, como privatización en el capitalismo monopolista de estado, son dos caras de una misma moneda, ya que el estado es dirigido por los monopolios y por lo tanto quienes van a seguir tomando las decisiones sobre las empresas administradas por el estado, van a seguir siendo los monopolios.

Un verdadero ejemplo en estos tiempos, fue la estatización de YPF, que a través de esta medida de gobierno, mientras lo anunciaban como un icono de “soberanía popular”, por las espaldas estaban cocinando un jugoso negocio con el monopolio petrolero Chevron, para la explotación de los yacimientos de Vaca Muerta.

Así mismo, luego de que los empresarios monopólicos del ferrocarril, como los hermanos Cirigliano, los Benito Roggio, los Romero, etc., hayan sido beneficiados por el estado con suculentos subsidios, donde para dar solo un ejemplo, solamente durante el año 2012 el Gobierno desembolsó la cifra récord de $ 4.603 millones en concepto de subsidios para el  mantenimiento y la mejora en el funcionamiento de los trenes metropolitanos. Por su puesto, cae de maduro, que su destino no fue exactamente ese, sino que solo sirvieron para engordar las cuentas bancarias, de estos empresarios.

Ahora el gobierno decide estatizar los trenes para hacerse cargo del deterioramiento generado a través de tantos años, para lo cual rápidamente, no dudo en sacar un préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde en el día de ayer esta entidad financiera, aprobó una línea de crédito condicional destinada a proyectos de inversión de hasta 1.200 millones de dólares, para financiar el Programa de Recuperación de Ferrocarriles Metropolitanos de Argentina.

¡Negocio redondo! Luego de haberle entregado en bandeja a los monopolios una enorme masa de dinero del estado, ahora quieren recuperar lo perdido endeudando al estado, para que una vez más quienes paguemos los platos rotos seamos nada más y nada menos que el pueblo Argentino.

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