En el día de ayer trascendió una supuesta información publicada en el diario New York Times en la que se dan a conocer algunos de los puntos secretos del acuerdo YPF-Chevron para la explotación de los yacimientos de shale gas y shale oil denominados Vaca Muerta, ubicados en nuestra provincia de Neuquén.
De acuerdo a lo que trascendió, el acuerdo incluye que si Chevron decide salir del negocio, no sufriría penalización alguna si lo hiciera luego de 18 meses de iniciadas las operaciones; muy por el contrario, seguiría recibiendo el 50% de las regalías, por aquellos pozos que pusiera en marcha, a perpetuidad.
Por supuesto, desde la estatizada YPF se niegan estas versiones, pero no todas. Lo de que Chevron seguiría recibiendo regalías lo niegan a medias pues afirman que no sería a perpetuidad, sino hasta el término de la concesión, año 2048, o hasta que se agoten los pozos (!!!).
Entonces, Chevron “invertiría” 1200 millones de dólares en equipamiento, para poner en marcha yacimientos en los que no gastó un dólar para explorarlos, mientras la explotación sería hecha a cuenta y riesgo de YPF; así, Chevron recuperaría su “inversión” multiplicada fabulosamente.
Más allá que se confirmen en parte, o en todo, estas informaciones, lo seguro es que nada puede esperar el pueblo argentino de un “acuerdo” de estas características. Lo mismo que ocurre con las mineras, con las agroalimenticias: sólo dejan contaminación y despojo mientras se roban nuestros recursos.
Lo de YPF-Chevron es cada vez más escandaloso, máxime cuando es llevado adelante por un gobierno que dice ser nacional y popular, y que defiende la soberanía. Del brazo de las multinacionales, el gobierno kirchenerista actúa como todo gobierno burgués monopolista, más allá del traje progresista que intente lucir.