En una de las notas publicadas el pasado domingo en esta página dábamos cuenta de la movilización de obreros petroleros solidarizándose con la lucha de los docentes de Comodoro Rivadavia, lo cual puede apreciarse en los videos que acompañan la misma.
Éste no es sólo un hecho más de las múltiples luchas que se dan a lo largo y ancho del país. Éste es un hecho que marca una calidad diferente en el enfrentamiento contra las políticas de los monopolios y sus gobiernos de turno.
Las luchas que se multiplican sectorialmente, comienzan a encontrar puntos de unidad y convergen necesariamente aunque sus reivindicaciones sean diversas. Pues en todas hay elementos en común que las masas antes percibían y ahora comienzan a ver claramente. Una unidad que no es preámbulo de las luchas sino que es un resultado de las mismas. Pero a la vez constituye un nuevo peldaño en la lucha de clases contra los monopolios en el poder.
Los trabajadores comienzan a transitar, como hecho que se proyectará masivamente, aunque se haya expresado en un punto local, el camino de la unidad en la lucha enfrentando una política común que el poder burgués (en este caso el Estado y las empresas monopolistas) aplica contra los trabajadores sin importar sector, gremio, tipo de trabajo o zona en donde ejecute el mismo.
En otros momentos históricos hemos transitado esta unidad de hecho entre trabajadores de distintas ramas y podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que cuando se comienza un proceso de estas características, el mismo no tiene vuelta atrás. Comienza el período de luchas políticas.
La unidad que surge de la lucha misma y de la necesidad de sumar fuerzas contra un común enemigo a enfrentar, requiere a la vez una generalización nacional de esa unidad para abarcar a más sectores que son afectados por las mismas políticas que la oligarquía financiera implementa.
Este fenómeno es a la vez reflejo y causa de otras expresiones que simultáneamente se van dando en distintos puntos del país pero que, como un imán, ejercerá una fuerza que multiplicará el ejercicio de la unidad nacional de todos los explotados y oprimidos.
La nueva reunión del llamamiento a la unidad que sectores de la vanguardia hemos protagonizado también este pasado fin de semana, se inscribe en el mismo e indisoluble proceso y actúa como motor, a la vez, para ir tejiendo el norte que el movimiento de masas va marcando hacia el camino de la revolución.
De aquí en más, la característica central de los enfrentamientos compromete a los revolucionarios a entrelazar todos los conflictos con los trabajadores y pueblos de la zona, la región y el país. No sólo desde el contenido implícito que significa enfrentar la misma política de los monopolios sino también desde la articulación concreta de voluntades y sectores de masas movilizados por las diversas reivindicaciones que los impulsan a la lucha.
Todo esto en el entendido que la acción de esos movimientos de masas encuentran su identificación entre sí y elevan, al encontrarse y potenciarse, no sólo las fuerzas para enfrentar al enemigo de clase sino la conciencia de cómo, hacia qué objetivos y con qué fuerzas se lo puede llegar a doblegar en forma definitiva.
La fusión de ese movimiento unitario con el proyecto revolucionario unitario materializado por varias vertientes de la vanguardia obrera y popular, constituyen la garantía de que el rumbo de la lucha de clases va decididamente hacia la disputa del poder.