Luces y sombras de un negocio millonario contra el pueblo

Mientras que una gran cantidad de argentinos sufre los inevitables cortes de luz, producto de las políticas del Estado al servicio de los monopolios, que pone en funcionamiento un plan de energía para favorecer solamente a las grandes empresas (ver nota https://prtarg.com.ar/2013/12/19/el-reparto-de-energia-es-de-clase-y-esta-en-funcion-del-capital/), tanto el gobierno en el plano nacional como Macri en el plano de Ciudad de Buenos Aires, pretenden dar algún tipo de respuestas para salvarles las papas a los monopolios energéticos Edenor y Edesur, frente a la enorme bronca popular por los cortes de energía a los hogares y comercios.

Por su parte, el jefe de gobierno de la ciudad, Mauricio Macri, ni lerdo ni perezoso, intenta emprender un negocio frente a la falta de luz. Como intento de solución propuso impulsar una ley  que obligue a los consorcios de los edificios, a comprar e instalar grupos electrógenos, para garantizar que tengan luz, sacando una línea de créditos a través del banco Ciudad y dar supuestamente, facilidades de pago. Realmente un intento descarado de montar un negocio con la desgracia ajena. Y por supuesto pretendiendo que la solución salga de los bolsillos de la población, luego que ni las empresas ni el Estado de los monopolios, hubieran invertido un solo peso para mejorar la infraestructura energética que está dirigida a satisfacer las necesidades del pueblo.

A su vez el gobierno nacional intenta ser más político, para proponer una misma línea que la del gobierno de la ciudad. Ahora salen a bravuconear con la solución mágica de la “estatización” con un mismo objetivo, que es el de salvarle las papas a las empresas monopólicas, que durante años hicieron suculentos negocios de manera impune, sin ningún tipo de control y siendo beneficiadas con millonarios subsidios, exclusivamente para llenar sus cuentas bancarias. Al igual que en los ferrocarriles, cuando la situación no da para más, el Estado sale a poner parches y a cubrir tanto las deudas como las inversiones que nunca se hicieron, para que en definitiva quien se haga cargo de los platos rotos sean nada más y nada menos que el pueblo.

Esta situación, viene de la mano con las políticas de gobierno de beneficiar a las empresas monopólicas relegando los intereses de la clase obrera y el pueblo, donde promueven grandes inversiones para abastecer de infraestructura a los parques industriales y a las grandes fábricas, para que no se corten sus negocios, a la vez que no se invierte un solo peso en la salud pública, la educación, el transporte público y todo lo que tenga que ver con nuestros intereses que es ajeno a los intereses de clase de la burguesía monopolista.

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