Desde hace años, las compañías petroleras vienen avasallando la vida y la tierra de las comunidades originarias en nombre de sus negocios, contaminando sus tierras con metales pesados, matando a sus animales y también, enfermando a su pueblo.
En la zona de Portezuelo Chico en la Provincia de Neuquén, se encuentra ubicada la comunidad Winkul Newen que desde hace años viene luchando para evitar que Apache pueda perforar y explotar los pozos en sus tierras, defendiendo su vida ante la contaminación. Los habitantes de la comunidad cortaron el paso para que Apache no pudiera ingresar.
En Abril de 2012 la Comunidad fue atacada por una patota enviada por Apache, que persiguió y baleó a sus habitantes, incluyendo niños y ancianos, golpeándolos de manera brutal. Por supuesto, sobre este hecho, para la «justicia» no existen culpables.
A finales del mismo año, muere un bebé al momento de nacer, en circunstancias que hacen presumir que pueda haber sido afectado por la contaminación de la zona.
En medio de este estado de consternación de la comunidad, de dolor, llega al día siguiente la Sra. Pelayo, Oficial de Justicia de la justicia burguesa, sin anunciar quien era, con una topadora y policías a decire a la comunidad que tenía una orden de desalojo (dictada por la Jueza Ivonne San Martín del Juzgado Civil Uno de Zapala), medida dispuesta para que la firma Apache pudiera entrar a perforar, y que el desalojo se iba a llevar a cabo «por las buenas o por las malas».
La comunidad heroicamente resistió el desalojo y se defendió como pudo. En este enfrentamiento una piedra pegó en la cara de Pelayo en forma accidental, motivo por el cual los miembros de la comunidad han sido imputados en una causa penal con cargos de «lesiones graves y daños».
En este momento, la querella (con el visto bueno de la fiscalía) pretende cambiar la carátula de la causa de «lesiones graves» a «intento de homicidio», dado que la primera es excarcelable y la segunda le habilitaría a dictar una prisión preventiva, dejando la vía libre para que las petroleras hagan negocios con la enfermedad de los pueblos.
El sindicato de judiciales sale a pedir la cabeza de los miembros de la comunidad, argumentando que se «agredió a una trabajadora» y llevándonos a pelear pobres contra pobres. Pero aquí no podemos dejar de decir que el trabajo de esta oficial de justicia, es el mismo trabajo que tienen los policías (que también dependen de esta justicia que nunca es justa para nosotros), cuando son enviados a reprimir una manifestación o una lucha obrera.
Sentarse en ese campo, en el medio de la inmensidad de la noche patagónica y escuchar las condiciones en que estos compañeros están luchando, contra las petroleras y sus matones, contra el Estado al servicio de las petroleras, su justicia y sus jueces; incluso contra otras comunidades cercanas que han entrado en la trampa de los monopolios y han vendido su salud, su dignidad y su vida, y hoy se ven obligadas, para mantener estos tratos; nos habla de su heroica dignidad.
La comunidad logró correr a Apache y esa fue su victoria; ahora la comunidad deberá enfrentar a Chevrón y G&P, que están negociando hacerse cargo de esa zona.
Comprender que este Estado, que sólo funciona al servicio de los negocios monopólicos, también le es funcional a los intereses de las petroleras cuando los abandona, obligándolos a depender de estas empresas para conseguir agua potable del acuífero, para mantener el estado de las picadas de acceso o, incluso, para que los lleven hasta sus tierras cuando éstas se anegan, nos da una idea de la fortaleza a la que deben recurrir para mantener su dignidad.
Hoy estos compañeros están luchando por el agua, y su lucha es también la de todos, puesto que también nuestra salud se encuentra comprometida en la contaminación.
Enfrentan un proceso judicial, en el cual existe riesgo de que se les «arme» una causa penal con la intención de desarmarlos, metiéndolos en prisión. Si bien reciben asistencia legal gratuita, deben pagar los gastos de sus letrados que son altos, y carecen de recursos suficientes para ello.
Esta lucha es de todos y por ello debemos estar presentes presionando en las audiencias para evitar el cambio de carátula de la causa. Debemos estar presentes ante los intentos de avasallamiento del poder.