Estos últimos días apareció en la agenda principal de la burguesía el problema de la producción automotriz, argumentando una crisis en los mercados, carcomen nuestros ojos con noticias todos los días sobre temas, que si bien pueden ser ciertos desde sus ópticas, no van al fondo de la cuestión. Hoy día, a como está la lucha de clases en todos los rincones del planeta, es imposible analizar cuestiones, como la producción automotriz, sin apuntar a la crisis estructural del capitalismo y sus defensiva política.
La producción de vehículos en países como los nuestros es un gran negocio para los monopolios, por un lado son amos y señores de los estados, obviamente también de los gobiernos de turno, pero por sobre todas las cosas los niveles de plusvalía son altísimos, mano de obra calificada, particularmente en la Argentina, y muy barata. Estas son sus preocupaciones centrales, ahí radican todos sus problemas porque la implementación del ajuste, que traducido en criollo es extracción de más plusvalía, no lo pueden aplicar como lo desean, mienten, juegan con el terror, esconden estadísticas, aceleran la inflación, especulan con el tipo de cambio (ver nota del día de ayer en www.prtarg.com.ar), devalúan, todo en forma rebuscada porque saben que el horno no está para bollos. En las terminales es cierto que hay incertidumbre por cómo serán los próximos meses, pero la bronca está acumulada hace años ya no pueden dominar con el miedo y saben que en cualquier momento se destapa la olla, que cada vez menos pueden contener el descontento.
La reunión del día de ayer entre dicho sector y la presidenta puede tener algo que ver sobre el impuesto, seguramente alguno está rascando de donde no debe y tienen que poner sus cuentas en orden, pero esencialmente están debatiendo el cómo llevan adelante sus planes si el ejemplo para los obreros del país es la experiencia que se está llevando adelante en Valeo. Eso los preocupa y mucho, porque más allá de haberse logrado una victoria en términos económicos, los pasos adelante que se han dado en organización y en unidad más los métodos revolucionarios que se llevaron adelante marcan un antes y un después en lo que a las aspiraciones como obreros tenemos. Ya no solamente se está planteando que se quiere un mejor salario, aunque esta sea nuestra punta de lanza, las aspiraciones de clase son mucho más profundas que eso, se empieza a mezclar con la lucha de todos los días una anhelo social diferente, que por más que masivamente no se exprese, es un sentimiento que el pueblo argentino en general tiene arraigado al cuerpo y donde la clase obrera empieza a jugar un papel fundamental.
La oligarquía financiera sabe, porque ya lo está viendo, que la decisión de implementar el ajuste no les va a salir gratis, por otro lado la clase obrera no está dispuesta a dejarles pasar una pero también está en la búsqueda de una salida definitiva a este sistema impuesto, por eso es fundamental que en cada fábrica, en cada centro industrial, en cada parque industrial se sepa que el LLAMAMIENTO 17 DE AGOSTO existe, que ya se hecho a andar y que en él iremos encontrando la posibilidad material de construir una vida digna.