En la sociedad capitalista, donde los medios de producción están en manos de unos pocos monopolios en todo el mundo, se elaboran productos bajo un lema que es la ganancia, la apropiación de todo el esfuerzo social por parte de la burguesía. Dicha relación tensa día a día la cuerda, de un lado la oligarquía financiera y del otro la clase obrera y el pueblo. De un lado las ansias de mayores ganancias y del otro la búsqueda de la dignidad, lucha que toma mayor virulencia con el pasar de los años y que agudiza cada vez más la crisis de dominación de la burguesía que desesperada toma medias porque no tiene otra alternativa pero encuentra del otro lado de la vereda cada vez más movilización y cero credibilidad por parte del pueblo.
En todos los rincones del país se puede sentir lo anteriormente mencionado, y en otros hasta observar porque ya no pueden tapar las experiencias que se están dando. Las que si siguen tapando y la harán hasta que se les vaya de la manos son las luchas, chiquitas, medianas y grandes que está protagonizando la clase obrera donde además empiezan a hacerse notar metodologías revolucionarias y las masas en las fábricas toman el protagonismo por sobre cualquier deseo mezquino sindical o “político”. Cualquier iniciativa de la burguesía está apuntada a desactivar ese torrente, que por supuesto no van a poder parar pero requiere de los revolucionarios doblar la apuesta en el campo de batalla.
En la industria automotriz, en las terminales más precisamente, desde mediados del año pasado se agudizó el enfrentamiento. Por un lado la necesidad de la burguesía de aplicar el ajuste, traducido en mejor productividad y achatamiento del salario, y por otro la no credibilidad de los trabajadores a las mentiras e iniciativas cotidianas que tanto las empresas como el SMATA llevan adelante y también las ansias de cambiar esta relación. Los arreglos vergonzosos con respecto a los aumentos, el descuento sufrido con el impuesto a las ganancias, el ataque permanente a la organización de los obreros y el chantaje a través de la mentira son moneda corriente. Ahora, ¿en qué condiciones materiales estamos y bajo qué realidad nos encontramos? Encontramos la respuesta en los párrafos anteriores, ellos necesitan profundizar la explotación pero cada medida que toman la tienen que tomar con un miedo atroz, montan todo un circo de crisis económica donde nosotros “debemos ser cautos para mantener nuestra fuente de trabajo”, nos chantajean con suspensiones y con la incertidumbre de trabajo futuro… pero esta no es otra que una actitud defensiva para combatir el torrente de movilización que los acecha en todo el país y saben bien que ahí, donde extraen gran masa de plusvalía, se juegan una parada importante en la disputa política. Nosotros sostenemos que la crisis además de ser económica, es política y de dominación, que ellos desean implementar algo que el pueblo no está dispuesto a aceptar, el esfuerzo de los revolucionarios tiene que ir en camino de la experiencia de los obreros de Valeo y demás autopartistas, apostar a agudizar su crisis política, construir la asamblea en cada lugar de trabajo, sabiendo que la situación está dada para que ganemos en todos los terrenos confiando en la fuerza masiva, en la capacidad y espíritu de la clase obrera y su papel en esta etapa histórica que nos toca vivir.
Ya no alcanza con solamente expresar la bronca o analizar la situación real, ellos siguen tomando iniciativas más allá de su situación defensiva y se hace necesario para el proceso revolucionario que en uno de estos centros industriales se de una experiencia de lucha masiva que agudice la crisis política de la oligarquía financiera, pero por sobre todas las cosas, a sabiendas que los ojos de muchos obreros del país están puestas ahí, para seguir avanzando en la lucha por el poder.