En la “Introducción a la crítica de la economía política”, Carlos Marx decía que para estudiar una determinada sociedad, había que analizar los hechos concretos que resultaban de las acciones de las clases que la componen y no guiarse por los escritos e ideas que sus intelectuales y/o “pensadores” registraban sobre dicha sociedad. Hacerlo de esta manera, decía, es como juzgar a un individuo por lo que piensa de sí mismo y no por lo que hace.
Como marxistas aplicamos esta metodología para analizar la realidad, atendiendo a los resultados concretos que generan las políticas de Estado ejecutadas por los gobiernos de turno, evitando así caer en la trampa de enmarañarnos en la red de discursos y proclamas engañosas con las que intenta confundir la burguesía.
Un ejemplo de esto es que el jueves próximo pasado los diarios divulgaron efusivamente los porcentajes de aumento de valor de las acciones de los bancos destacando que el BBVA (Francés) y el Macro habían superado una suba de más del 50% en los primeros cuatro meses del presente año, mientras que el Galicia había alcanzado un 48% de aumento en el mismo período.
Como sabemos, la ganancia de los bancos es el resultado que surge de la diferencia de sus ingresos (fundamentalmente el cobro de intereses por préstamos otorgados m{as el cobro de diversos servicios por operaciones financieras y de seguros, etc.) menos los egresos (pagos de intereses por depósitos de todo tipo y gastos operativos, etc.). Es decir, que sus accionistas embolsaron estas abultadas ganancias libres de polvo y paja que fueron a incrementar sus millonarios capitales.
Cabe recordar que los intereses que cobran los bancos tienen como límite el monto porcentual de la tasa de ganancias media de la industria y el comercio, pues dichos intereses son sólo una parte de la ganancia que los capitalistas industriales deben “compartir” con los poseedores del capital en dinero, a cambio de poder disponer del mismo para sus inversiones.
También sabemos (tal como lo venimos difundiendo en esta página y en todas nuestras herramientas de propaganda) que los accionistas de los bancos son los mismos o, más precisamente, están fusionados con el capital industrial, formando el capital financiero.
Lo anterior nos da una idea de lo que son las ganancias de los monopolios: ¡¡Mucho más del 50% en sólo cuatro meses!!
Mientras tanto, las automotrices denuncian una merma de producción a causa de la caída de ventas en un 30%. Debido a ello, en Córdoba, Fiat Iveco y Renault suspendieron personal, al tiempo que Volks Wagen anuncia que en breve hará lo mismo.
Todas las automotrices financian sus ventas a través de los bancos, es decir que por virtud de dichos negocios se evidencia que están fusionados entre sí como el cobre y el estaño que forman el bronce. ¿Cuál es la pérdida entonces si habiendo ganado más del 50% en cuatro meses, mermaron sus ventas en sólo 30%?
La respuesta es clara: Sus “pérdidas” consisten en no poder sostener el abultadísimo nivel de ganancias.
Éste ejemplo es la más clara y desnuda evidencia de la famosa “distribución de la riqueza” que a diario pregona la oligárquica presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Lejos de su mentiroso discurso, en el sistema capitalista, la distribución está regida por la ley de la acumulación y reproducción del capital, con arreglo a la cual, el capitalista se lleva la parte proporcional de la ganancia de acuerdo al monto del capital invertido, mientras que el obrero y el trabajador en general se llevan su sueldo…¡Y no hay más!
En nuestro país, bajo el imperio de esta ley protegida y reproducida por todas las instituciones del Estado, no puede haber otro tipo de distribución de la riqueza.
Sólo la lucha por mejores ingresos y una mejor calidad de vida en todos los aspectos, tal como lo venimos haciendo, es capaz de quebrar esa lógica del sistema, contribuyendo a debilitar el poder burgués para terminar con él, pues sobre la base del mismo se sustenta la ganancia y la voracidad de la minoría parasitaria burguesa que nos gobierna.