Obreros de China intensifican su lucha contra un capitalismo decadente

Después de la oleada de luchas obreras desatada por los trabajadores de Honda en 2010 y 2011, más de 40.000 trabajadores de la empresa Yue Yen, productor de zapatillas para las principales marcas del mercado como Adidas, Nike, Reebok, Puma, entre otras. La empresa cuenta con cinco plantas en China, dos de las cuales estuvieron paralizadas por dos semanas en reclamo de la normalización de las contribuciones para las jubilaciones.

Esta y muchas otras empresas utilizan la evasión de las contribuciones jubilatorias para compensar el alza de los salarios que se debieron otorgar a partir de las huelgas de 2010; los aportes los realizan tomando como referencia menos de la mitad de lo que correspondería liquidar, es decir que si un trabajador tiene un salario de 500 dólares, la empresa calcula los aportes por 240 dólares.

La huelga es considerada la mayor en toda la historia de luchas en China y amenaza con provocar una catarata de medidas similares, dado que esta práctica empresarial es común y afecta a millones de trabajadores de ese país.

La empresa Yue Yen se comprometió a poner al día la deuda el 1º de mayo, por lo que la huelga se extenderá hasta que la medida se haga efectiva.

Como lo afirmamos en distintas publicaciones, la lucha de clases se tensa a nivel mundial; la burguesía monopolista se ve envuelta en una maraña de luchas en las llamadas “fábricas del mundo”, allí donde pensaron resolverían la producción pagando salarios miserables y superexplotando a la clase obrera de esos países indefinidamente. Lo que ocurre en China, más las luchas que crecen en la India, ponen a cientos de millones de trabajadores en pie de guerra directa con la políticas mundiales del capitalismo, afectando seriamente a las mismas e influyendo directamente sobre otros países de la región como Vietnam, Camboya, Indonesia, Bangladesh.

La revitalización de la lucha de clases en esos países tiene un efecto directo en el resto de las luchas obreras mundiales. Los capitalistas ya no cuentan tan fácilmente con regiones del mundo donde relocalizar su producción; esto significa un golpe de muerte a la política de reducir los costos laborales (salarios) con la extorsión de irse a producir a otros países. Hoy, los obreros de China están aportando grandemente a la lucha de clases mundial y están intensificando la reacción de las masas obreras que se reproduce en todo el planeta. Al mismo tiempo, se profundiza sensiblemente la crisis política que la burguesía monopolista mundial atraviesa la que, lejos de resolverse, empantana aun más las acciones que la clase dominante necesita llevar a cabo para mantener su tasa de ganancia.

Los obreros de nuestro país deben conocer esta situación, estar al tanto de las implicancias que tiene las luchas de otros obreros del mundo para las propias luchas, y así estar armados políticamente para el enfrentamiento clasista que se intensifica.

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