«En estos pocos meses que han pasado desde la realización del VII Encuentro Guevarista las tendencias de la lucha de clases que allí analizábamos se han agudizado.
Por un lado los gobiernos de la región profundizan las políticas de ajuste contra los trabajadores y demás sectores oprimidos, aumentando los niveles de explotación sobre nuestros pueblos para asegurar el mantenimiento y el aumento de las ganancias de los capitalistas.
En toda la región la inflación se ha disparado, especialmente en lo que tiene que ver con los productos de primera necesidad, aumenta el desempleo, se congelan y se reducen salarios, al mismo tiempo que se amplían la presencia y los márgenes de ganancia de las multinacionales, así como los subsidios estatales a las mismas, y se sigue pagando obedientemente la deuda externa.
Se reafirman de esta manera las políticas proimperialistas y antipopulares tanto de los gobiernos abierta y tradicionalmente reaccionarios, como de los llamados populistas o progresistas que se han desnudado ya totalmente como defensores del capital, lo que siempre fueron.
Por supuesto que ante esta avanzada de los planes del imperialismo la resistencia y la lucha popular se mantienen y se profundizan, aun con niveles diferentes en los distintos países y regiones.
La respuesta de los gobiernos en todos los casos es homogénea, el rechazo a todas las reivindicaciones de los trabajadores y el aumento de los niveles de represión, que se manifiestan en la judicialización de las protestas, en la persecución y encarcelamiento de luchadores sociales y políticos y en la represión abierta de las manifestaciones populares.
Frente al gran descontento de las masas, el empeoramiento de sus condiciones y la crisis de la institucionalidad burguesa profundizada por las luchas populares, aparecieron los gobiernos de discurso populista, continuadores de los planes de los monopolios. Esos gobiernos han trabajado para recomponer la legitimidad, con logros parciales en ese sentido y sin superar su crisis, se dio en el marco de una situación de ingresos económicos de los estados de los monopolios dado por la profundización de la primarización de la economía, es decir, lo recaudado por los agronegocios, megaminería, petróleo, profundizando la dependencia y las ganancias de las transnacionales en nuestros países.
La situación de los pueblos no cambió y empeoró en sus aspectos estructurales, y en los últimos años se viene acelerando el ajuste, la desocupación aumenta, los salarios cada vez menos alcanzan para cubrir las mínimas necesidades, y son mayores los niveles de explotación. Sobre esta situación, los márgenes de engaño son cada vez menores, las masas populares protagonizan procesos de lucha aquí y allá, poniendo cada vez más en crisis la institucionalidad burguesa, tomando cada vez más conciencia que la salida frente a los problemas de los pueblos oprimidos no están en su farsa democrática, sino en seguir un camino de independencia de sus partidos e instituciones, un camino de lucha y organización.
Todo esto muestra una agudización de las contradicciones de clase, y obliga a la burguesía a tomar el camino de la represión abierta, no sin complicaciones, pues aumenta las tendencias a la lucha del pueblo para conquistar sus reivindicaciones.
De esta manera, la profunda y prolongada crisis capitalista, crisis estructural de dicho sistema, a la que se llega inevitablemente por las contradicciones inherentes al mismo, pone en evidencia la vigencia cada vez mayor de la lucha por el socialismo, de la lucha por destruir desde sus cimientos la dominación de clase de la burguesía y por la toma del control de los medios de producción por parte de los trabajadores.
Hoy en día la lucha por el socialismo es más vigente y necesaria que nunca.
La misma se manifiesta en nuestros países en la lucha contra la dominación del imperialismo, es decir contra las multinacionales y sus indisolublemente aliados: las burguesías locales, contra el poder estatal que se encuentra bajo su control, y totalmente puesto a su servicio.
Las luchas contra la presencia y los intereses de los estados y los monopolios imperialistas y contra los estados de nuestros países que les sirven, sea cual sea el signo del gobierno de turno que los administre, son manifestaciones concretas de la lucha antiimperialista y anticapitalista.
Son estas luchas, con sus más diversas formas y maneras de manifestarse, las que entendemos que deben desarrollarse y potenciarse mediante la acción de las organizaciones revolucionarias.
Ante esta situación política las organizaciones que integramos este espacio de la Coordinadora Guevarista Internacionalista y del Encuentro Guevarista Internacional reafirmamos una vez más nuestro convencimiento de la necesidad de dotar a las luchas de las masas de una perspectiva de lucha por la revolución y el socialismo, y entendemos que esa tarea solo puede hacerse desde la construcción y desarrollo de organizaciones revolucionarias profundamente insertas y vinculadas a las masas, capaces de dar orientación a sus luchas en cualquier circunstancia.»
Contra el imperialismo, enemigo de la humanidad.
Por la unidad para luchar de los revolucionarios
Por el triunfo de las luchas populares
Por la revolución y el socialismo
Encuentro Guevarista – Coordinadora Guevarista Internacionalista