Entre las principales noticias de los últimos días, los medios de comunicación, hacen trascender la reunión que mantuvo el gobierno, con los gerentes y funcionarios de las terminales automotrices. El tema central al que estaba convocada la reunión, fue ante la baja productividad que está teniendo el sector automotriz, donde desde las empresas, decidieron suspender de forma masiva a sus trabajadores, que ya suman mas de 15 mil trabajadores suspendidos, con posibles proyecciones a despidos.
La noticia difundida en los principales medios masivos de “comunicación”, intenta mostrar una suerte de preocupación por parte del gobierno ante los posibles despidos masivos, que podrían llegar a producirse. Y por lo tanto frente a tal preocupación, supuestamente los representantes de las empresas se comprometieron a no despedir empleados, dado que se espera un supuesto repunte de las exportaciones en el próximo trimestre.
Luego de terminada la reunión entre gobierno y empresas, el Ministerio de Economía, saco un comunicado justificando las suspensiones y afirmando que estas son transitorias, a la espera del repunte del negocio automotriz.
Como si fuera algo normal, intentan legitimar las suspensiones masivas, que provocan indefectiblemente una situación de incertidumbre e inestabilidad laboral de una importante cantidad de obreros, luego de que el sector automotriz haya sido uno de los sectores de mayor rentabilidad en nuestro país, producto de la impresionante cantidad de plusvalía que le extrajeron a millones de obreros de nuestro país y el resto del mundo, para abastecer la producción de automóviles en las terminales.
Porque así se expresa la esencia del capitalismo, donde el ingreso económico de todo obrero, para subsistir y mantener a su familia, depende de la venta de su fuerza de trabajo a su empleador a cambio de un salario, y por ende su trabajo está condicionado en la medida que al empresario capitalista, se vea beneficiado con el trabajo del obrero, del cual se apropia su ganancia. Y en la medida que ese obrero no le es rentable, es expulsado a la deriva, como trapo viejo. Ni siquiera el esclavo en la época de la esclavitud, sufría de tal injusticia, ya que este tenía asegurado su futuro que dependía del esclavista. Pero en el caso de la clase obrera, una vez que se queda sin trabajo, queda expuesto a un abismo de desocupación y miseria, sin tener algún tipo de respaldo o sustento del cual pueda sostenerse.
Y aunque esta condición la quieran imponer como natural, la única realidad es que la explotación del hombre por el hombre es la condición fundamental para que se siga reproduciendo el sistema capitalista, que convierte al ser humano y a su trabajo en una vil mercancía, para el beneficio de un puñado de habitantes en el mundo.
Las suspensiones y los despidos, que el gobierno de los monopolios, los quiere presentar como causa natural, también son una herramienta de extorsión de la burguesía para intentar profundizar los niveles de explotación y a su vez intentar disciplinar a una clase obrera que día a día está dando batallas, para enfrentar las políticas de explotación del gobierno y sus gerentes, la oligarquía financiera.
Esta nueva situación, que se repite una y otra vez en lo largo de nuestra historia, se encuentra en una época donde los trabajadores organizados, han dado enormes pasos en la lucha y en las conquistas de sus reivindicaciones. Y fundamentalmente parados en sus propias experiencias de lucha, han puesto a los monopolios y a su gobierno, frente a una profunda crisis política, que favorece las condiciones de la clase obrera de darle batalla a las intentonas del poder político y económico de subordinarla a sus planes de explotación. Y desde allí avanzar hacia un verdadero proyecto político donde los trabajadores y el pueblo se propongan la lucha por el poder.