El gobierno de la provincia de Buenos Aires revocó en Gestamp la Conciliación Obligatoria dictada y firmada por el ministro de trabajo y el de la producción el sábado pasado. En una voltereta escandalosa, la burguesía monopolista y sus gobernantes vuelven sobre sus pasos y, junto al sindicato, terminan de sepultarse ante las masas obreras.
Desconociendo su propia legalidad, la burguesía pone blanco sobre negro que el objetivo único de toda esta farsa de crisis productiva es para ajustar a los trabajadores y atacar su organización. Sus argumentos para retroceder en la conciliación son que el conflicto no afecta a trabajadores sindicalizados (???). Trabajadores de primera y de segunda; unos pueden defenderse, el resto, no. De esta manera, se blanquea a toda la sociedad el fascismo reinante durante los últimos treinta años en los centros productivos. Se llenan la boca con la democracia y la legalidad, demostrando que a la hora de enfrentar a su enemigo de clase, lo que manda es la dictadura de clase burguesa.
Lo que el conflicto de Gestamp ha dejado claro es que la acción decidida de un grupo de trabajadores, a los que les asiste el irrenunciable derecho a pelear por sus reclamos (mal que le pese a la burguesía) es la avanzada de un estado de ánimo y movilización que recorre a todo el proletariado. E intentan hacer tronar el escarmiento para dar una lección de clase contra clase. Es el Estado y todas sus instituciones al servicio de los monopolios.
Pero llegan tarde; las tomas de fábricas y las huelgas seguirán incrementándose porque lo que manda es la decisión de la clase obrera de no dejarse atropellar ni pasar por encima. Además, ahora con la experiencia de que no hay acuerdo que valga con la burguesía y sus gobernantes; la masiva y decidida lucha del proletariado con sus organizaciones y dirigentes genuinos es lo que hay que oponerles.
Párrafo aparte para las organizaciones autodenominadas de “izquierda” que dicen rodear el conflicto y lo único que hacen es aislarlo; sus prácticas, tan burocráticas como las de los sindicatos a los que dicen combatir, pasan por encima de la genuina participación y decisión obreras. Para ellos, es más importante mostrar una bandera para lograr un votito más en la próxima contienda electoral, que es para lo único que hacen política. Sus concepciones son repudiadas por las masas trabajadoras y esto es utilizado por la burguesía a cada paso: ayer mismo, la prensa burguesa instaló que la lucha de Gestamp era entre el PO y el SMATA y así prepararon el terreno para la decisión que terminó revocando la conciliación.
Debemos reiterar que la burguesía ha puesto en la mira al proletariado para ajustarlo y lograr más explotación y para abortar cualquier lucha que no reconozca su legalidad, esa misma que ellos pisotean y desconocen para ejecutar su ataque.
La única legalidad para la clase obrera y el conjunto de los trabajadores es la lucha autoconvocada, la que se organiza desde abajo con los dirigentes genuinos y garantizando la decisión de la masa de trabajadores y no la de los aparatos, sean estos los gremiales o los de la “izquierda”. Esta línea de acción debe ser profundizada y desarrollada como la única línea que defiende verdaderamente los intereses y las reivindicaciones obreras; los conflictos ganados como los de Valeo en Córdoba o los de los tabacaleros en Salta, que han roto con las barreras de la institucionalidad del sistema, la que está tan putrefacta que ni a la propia burguesía le sirve.