Cuando el hombre en su historia, a inicios del capitalismo, fue volcado a la gran industria y a las ciudades urbanas, no solo fue despojado de sus pequeñas parcelas de tierras, sino también de su condición de trabajador artesano, para ser subordinado y sometido a la condición de explotación capitalista. El obrero desde aquel entonces, no posee otro medio de subsistencia, que no sea la venta de su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Este pasaje histórico, que da comienzo a esta nota, tiene como objetivo marcar, que la condición de explotación de una clase hacia otra se ha profundizado a lo largo de los años del desarrollo capitalista. La vida de millones y millones de seres humanos que componen las familias obreras, están expuestas a la deriva dependiente de los negocios y la ganancia capitalista. Nada de esto ha cambiado desde los inicios de la primera revolución industrial de 1760 hasta la fecha. Sino por el contrario se ha profundizado.
En la ciudad de General Villegas, provincia de Buenos Aires, la empresa Oleaginosa Moreno, perteneciente al Grupo económico Glencore, ha tomado la decisión de cerrar su planta de producción de aceites derivado del girasol, dejando a 70 trabajadores sin su fuente de trabajo. El motivo del cierre, según la empresa, es porque aducen que la planta no es rentable, por la falta de girasol en la zona, y las retenciones son elevadas. Por lo tanto, la planta dejará de producir derivados de girasol para solo hacer los de soja. La empresa dio la orden, y el estado de los monopolios, se puso a su disposición. Intendentes, ministros, diputados y por su puesto el secretario del gremio aceitero de Villegas, se pusieron a la orden del día, para defender la decisión de la empresa, contra los posibles conflictos que puedan desatar los trabajadores. Esta empresa al igual que la gran mayoría de las empresas que están ligadas al negocio agrícola en la Argentina, han apuntado todos los cañones a la soja. Por lo tanto la empresa sale a culpar supuestamente la falta de políticas, que promuevan la cosecha del girasol en la zona, pero nada dicen que la misma empresa a través de testaferros, se han apoderado de grandes porciones de tierras de la zona, justamente para sembrar soja ya que esta, a diferencia del girasol, necesita de menos cuidado y menos mano de obra, siendo también más rentable por la intervención del estado de los monopolios, con políticas favorecientes al negocio sojero en nuestro país. La única realidad, es que una vez más, los obreros son el fusible de la ambición capitalista.