Gestar la unidad revolucionaria de la clase obrera

Los trabajadores del depósito de la multinacional Pirelli en la localidad de Virrey del Pino, en el parque industrial de esa localidad, estan en lucha por la recuperación de sus puestos de trabajo. Sorpresivamente la empresa envio 75 telegramas de despido tras el anuncio que se muda a Zarate, zona muy optima por las cercanías con el complejo automotriz de Buenos Aires y Santa Fe. Los trabajadores, de modo independiente luego de una asamblea, se volcaron a la calle a sostener la movilización en la puerta de planta para afrontar una lucha tenaz en la que no estan dispuestos a ceder. En días previos, el anuncio de la mudanza ya circulaba en la planta. Pero grande fue la sorpresa cuando el martes se encontraron con los telegramas de despido en sus hogares. La empresa ni siquiera ofreció el retiro voluntario mecanismo -por demás extorsivo-, sino el despido a secas y el cierre definitivo. Aquí ya no hay conciliación sino lucha frontal. En el marco del formidable negocio de la producción automotriz, el capital monopolista reacomoda sus fichas para ensanchar el margen de ganancias.

La adecuación de la producción a las necesidades de las ganancias contienen esta determinación, el desmantelamiento de plantas industriales, la inversión tecnológica y nuevas plantas para asegurar el flujo ininterrumpido de materia prima y el sostenimiento del ritmo productivo para la obtencion de plusvalía. Aquí una expresión más de las llamadas inversiones, tan en boga en los decires de los funcionarios y economistas del sistema, de la oposición, el oficialismo y del oportunismo de izquierda. Aquí las consecuencias de este sistema de explotación de clase que deja contingentes de obreros en la calle. Amparados por el Estado a su servicio, los monopolios aducen mil y un argumentos para fundamentar decisiones. Que no son rentables, que hay que optimizar la inversión, que hay demasiada fuerza de trabajo, que los niveles salariales son muy elevados y no estan en condiciones de pagarlos etc.. Ellos se agarran del mercado para justificarse, de la supuesta crisis de superproducción de mercancías, de que el mercado mundial está en crisis, de que la tecnología es el causante de sus desastres, etc.. Sin embargo la producción automotriz esta atrasada respecto de la demanda, de allí las facilidades y medidas que el gobierno y el Estado a su servicio para conciliar políticas a favor de sus intereses y las inversiones fluyen aunque se diga lo contrario. La política de achatamiento salarial, mas el incremento de la productividad con mas ritmos y menor fuerza de trabajo es el fondo de la cuestión. Desnuda el hecho de que la explotación más descarnada de la clase obrera esta en sus planes de inversión. El trillado argumento del mercado como regulador de la fuerza de trabajo se cae por su propio peso y se ponen en evidencia agudamente las contradicciones más crudas del capitalismo, cada vez que empresas monopólicas apelan a estas decisiones, Pirelli, Dos anclas, Paty, la oleaginosa Glencore, Gestamp, etc..

Los monopolios tratan de conciliar lo inconciliable, la contradicción entre la producción planificada y la anarquía reinante por la apropiación de la ganancia y su guerra de intereses por el descenso de sus ganancias. Entre la producción social y la apropiación cada vez mas privada, Entre el mercado laboral y los mecanismos extorsivos del sistema. Entre las relaciones de producción caducas y el desarrollo de fuerzas productivas adquiridas por la sociedad que pujan por destronar este modo de producción ya carente de perspectivas para la vida de millones. El sistema capitalista en constante de crisis y en el marco de su debilidad política está acosado por el hartazgo de la clase obrera. En muy difícil para el capital poder jugar su juego cuando la propia clase contrarresta desde sus iniciativas todas la maniobras de los monopolios en el seno de la fábrica, en cada sección, en un grupo de secciones. La acción de la burguesía que es golpear primero y sobre esa posición de fuerza negociar según su conveniencia, tiene poco margen si la acción colectiva de los trabajadores se cataliza en ofensiva de clase, en unidad de clase autoconvocada como fuerza independiente de los aparatos sindicales y de los partidos del sistema, del oportunismo de los partidos de izquierda que de uno u otro modo trazan un juego de lucha, que atentan contra la propia iniciativa, la unidad y la organización de los trabajadores pretendiendo dese el reformismo desalentar la lucha y el cambio revolucionario que se necesita para avanzar a una vida digna. Las herramientas revolucionarias de unidad política, que expresen el sentir genuino de la clase obrera y el pueblo deben hacerse eco de esta considerable cantidad de luchas de los trabajadores que el todo el país en todos las ramas productivas. El Llamamiento 17 de agosto debe estar presente con su propuesta de unidad autoconvocada y de democracia directa en cada conflicto, en cada lucha para avanzar no desnaturalizando el conflicto de puertas afuera de la empresa, sino desde dentro,amalgamando los conflictos desde el horizonte de la lucha por el poder local, por el poder político de la propia clase en el seno de las fabricas y barrios. Es necesario aumentar no solo la propaganda del Llamamiento, sino también a partir de allí ensanchar el llamamiento a todos los horizontes que la lucha de clases abre. El Llamamiento debe ser expresión genuina de la movilización y lucha por la vida digna con las metodologías revolucionarias propias que desde abajo se estan gestando.

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